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Silvio Rodríguez y el fracaso del 'hombre nuevo': Cuba en la decadencia moral

Redacción de CubitaNOW ~ martes 4 de marzo de 2025

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Cuando la Revolución Cubana se erigió como un proyecto de transformación social, uno de sus pilares ideológicos fue la creación del "hombre nuevo", un ser humano libre de prejuicios, con valores de solidaridad y respeto, alejado del egoísmo y la corrupción del pasado. Más de seis décadas después, lo que queda de aquel ideal es una sociedad sumida en la desesperanza, donde la dignidad y la humanidad parecen haberse erosionado.

El reciente escrito de Silvio Rodríguez, una de las voces más icónicas de la trova cubana y un artista que ha sido testigo del devenir revolucionario, deja al descubierto una Cuba en plena decadencia moral. Rodríguez habla de una "involución" en la sociedad, de una pérdida del sentido de dignidad nacional y de una indiferencia escalofriante ante la muerte y el sufrimiento humano.

En su reflexión, el cantautor menciona episodios que deberían alarmar a cualquier nación con un mínimo de conciencia cívica: la falta de respeto por la memoria de los muertos, la banalización de lo sagrado y la progresiva deshumanización del cubano promedio. Estas escenas no son excepciones aisladas, sino síntomas de una sociedad que ha perdido su brújula ética.

Lejos de ese hombre nuevo que se pretendía forjar, Cuba parece estar poblada por individuos atrapados en la lucha diaria por la supervivencia, donde el instinto de conservación ha desplazado cualquier sentido de comunidad o respeto por el prójimo. La crisis económica, la desesperanza y la represión han convertido la sociedad cubana en un campo de batalla donde cada quien busca su propio beneficio sin importar el costo.

El deterioro moral al que alude Silvio Rodríguez se manifiesta en la creciente "chabacanería" que domina la vida cotidiana. La vulgaridad, el irrespeto y la falta de valores básicos se han convertido en rasgos comunes en un país donde la escasez de todo ha llevado también a la escasez de humanidad.

La responsabilidad de esta realidad no recae solo en los ciudadanos que han abrazado esta degradación como modo de vida, sino en un sistema que ha generado las condiciones para que esto ocurra. La miseria material ha derivado en miseria espiritual, y la desesperanza ha borrado cualquier rastro del hombre nuevo que la Revolución prometió.

El lamento de Silvio Rodríguez es un síntoma de que incluso aquellos que alguna vez creyeron en el proyecto revolucionario reconocen su fracaso. La pregunta que queda es si aún hay tiempo para recuperar la dignidad perdida o si la sociedad cubana ha cruzado un umbral irreversible de decadencia.



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