A pocos meses de cumplir 70 años, el escritor cubano Leonardo Padura se muestra pesimista sobre el futuro de La Habana, ciudad que ha sido su musa y su hogar durante toda su vida. En una entrevista con la Agencia de Prensa EFE, Padura expresó su tristeza por el deterioro físico y moral de la capital cubana, destacando que el futuro de la ciudad parece sombrío.

"La Habana está en un proceso de destrucción y hay pocas razones para pensar en ella con optimismo", lamentó Padura, quien recientemente presentó su libro Ir a La Habana, en el que aborda el presente y la historia de la ciudad. "Hace falta dinero y voluntad, pero no ha habido ninguna intención de preservar esta Habana que es hogar de la mayoría de los habaneros", agregó.

Padura utiliza la palabra "ajenitud" para describir su sentimiento hacia la ciudad que alguna vez conoció con familiaridad, un término que él mismo admite no existir en el diccionario, pero que refleja la sensación de extrañeza y distanciamiento que siente debido a los cambios en la ciudad. "Se están desarrollando códigos y actitudes que me resultan extraños, incluso hostiles", explicó.

El autor, reconocido por su serie de novelas sobre La Habana y sus personajes, lamenta que el deterioro físico de la ciudad esté acompañada de un deterioro moral en sus habitantes. "La ciudad rota ha ido provocando un deterioro en los comportamientos de la gente", reconoció, refiriéndose a la violencia, la falta de civismo y el comportamiento desordenado que se ha apoderado de muchos sectores de la población.

En Ir a La Habana, Padura combina recuerdos personales, crónicas de la vida habanera y extractos de sus novelas, buscando capturar la esencia de una ciudad que ha cambiado drásticamente en los últimos años. "Este libro es algo que siempre quise escribir", comentó el escritor, quien también subrayó que su vida está ligada al barrio de Mantilla, en el sur de La Habana, desde donde ha observado los profundos cambios en la ciudad.

Aunque Padura es uno de los autores más reconocidos de Cuba, su anonimato en las calles de La Habana le permite una rara conexión con los ciudadanos, algo que valora profundamente. "En Cuba, aún puedo tener una vida privada, lo que me permite mezclarme con la gente y capturar sus realidades", dijo.

En cuanto a su visión política, Padura prefiere mantenerse al margen de las ideologías. "No tengo partido ni religión", afirmó, pero destacó dos grandes pasiones: el béisbol y la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. "Mi nombre es Leonardo de la Caridad, y desde niño he estado rodeado por su imagen", reflexionó, sugiriendo que la figura de la Virgen podría representar una oportunidad para unir a un país dividido. "Si todos nos subiéramos en el ‘botecito’ de la Virgen, que unió a un blanco, un indio y un negro en medio de la tormenta, tal vez el destino de Cuba podría ser diferente", concluyó.

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