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Resistir hasta el final: 200 familias luchan por su hogar en el parque de trailers de Sweetwater

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 7 de mayo de 2025

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A menos de dos semanas para la fecha límite de desalojo, unas 200 familias se aferran a lo poco que les queda en el parque de casas móviles Lil Abner, en Sweetwater, Miami-Dade. Las demoliciones comenzaron en marzo, pero el corazón del lugar —sus residentes— sigue latiendo con angustia, temor y una firme voluntad de resistir.

Durante años, Lil Abner fue un refugio de estabilidad para más de 900 familias, una opción accesible frente a la imparable alza de los alquileres en Miami. Hoy, el parque es un campo de batalla emocional y legal, donde el cemento y los recuerdos se enfrentan a excavadoras y promesas de renovación.

“Vivimos con miedo. El agua está sucia, el ambiente es pesado y no sabemos si estamos enfermando por el estrés o por lo que respiramos”, cuenta Mirka Salinas, vecina que se niega a abandonar su casa. Como ella, muchos expresan que no tienen adónde ir. Juan Arcia y su esposa, Dania, después de 12 años en el parque, siguen esperando una alternativa. “Nos sentimos atrapados, sin opciones ni apoyo real”, lamenta Juan.

La propietaria del terreno, CREI Holdings, ya puso en marcha un ambicioso plan para reemplazar el parque con modernas viviendas, un centro comunitario e instalaciones médicas. Desde la firma Urban Group, que representa al propietario, aseguran que han cumplido con todos los protocolos del condado, incluyendo el ofrecimiento de compensaciones económicas. “Estamos comprometidos con la seguridad y el desarrollo de la comunidad”, afirman.

Sin embargo, del otro lado de la valla metálica, los residentes ven otra realidad: basura acumulada, inseguridad, incendios sospechosos y una sensación de abandono institucional. Varios contrataron abogados para frenar el desalojo, pero el tiempo corre en su contra.

La alcaldía ha intentado mediar, ofreciendo subsidios de renta y acceso a refugios temporales. Pero para quienes llevan décadas construyendo comunidad en Lil Abner, esas medidas llegan tarde y resultan insuficientes. “Nos han dejado solos”, dicen, mientras algunos protestan en las calles.

Este caso expone una tendencia cada vez más común en el sur de Florida: el desplazamiento de familias trabajadoras en nombre del progreso. Lil Abner no es solo un parque de trailers; es un espejo de lo que sucede cuando la especulación urbana pisa más fuerte que las historias que se construyen bajo techos humildes.

Mientras las máquinas avanzan, los residentes no se rinden. Porque detrás de cada trailer que cae, hay una familia que aún cree que su dignidad no debe demolerse tan fácilmente.


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