La presidenta de México Claudia Sheinbaum reiteró que su gobierno continuará la cooperación médica con Cuba, a pesar de las recientes sanciones impuestas por Estados Unidos contra funcionarios centroamericanos involucrados en el programa de exportación de médicos cubanos. En conferencia de prensa, Sheinbaum defendió la legitimidad de los acuerdos con La Habana, subrayando que estos buscan cubrir el déficit de profesionales de salud en regiones vulnerables de México.

Según la mandataria, el contrato con Cuba responde a una necesidad histórica provocada por el abandono de la formación médica durante el periodo neoliberal. Aunque admitió que Estados Unidos tiene una postura distinta, aseguró que en el caso de México no hay evidencia que sustente las acusaciones de trabajo forzado.

Para Sheinbaum, la contratación de brigadas médicas cubanas es una estrategia efectiva para reforzar la atención sanitaria, sobre todo en zonas marginadas donde no hay personal suficiente.

Las declaraciones de la presidenta ocurren justo después de que el Departamento de Estado estadounidense anunciara restricciones de visado a funcionarios de América Central relacionados con el programa cubano.

Aunque el comunicado no especificó nombres ni países, la administración estadounidense reafirmó su compromiso de combatir el tráfico de personas y el trabajo forzado. El Secretario de Estado Marco Rubio enfatizó que estas misiones enriquecen al régimen cubano mientras explotan a los profesionales enviados al extranjero.

Desde Washington, el programa cubano ha sido denunciado como una forma moderna de esclavitud laboral. Las autoridades norteamericanas argumentan que los médicos son sometidos a vigilancia constante, sus pasaportes son retenidos y gran parte de sus salarios es confiscada por el gobierno de la Isla.

Además, organizaciones de derechos humanos han documentado estas prácticas, que califican como violaciones sistemáticas de libertades laborales.

Pese a las críticas, varios países que reciben estas brigadas insisten en su valor. Para muchos gobiernos del Caribe y América Latina, las misiones cubanas suplen vacíos estructurales en sus sistemas de salud. Esta percepción genera una división en la comunidad internacional: mientras Estados Unidos busca aislar a Cuba mediante sanciones, otros defienden su modelo de cooperación médica como un recurso solidario y necesario.

Sheinbaum no solo mantiene la continuidad del programa iniciado por su antecesor, sino que también refuerza su apoyo político a La Habana. Su postura representa un desafío directo a la presión diplomática de Estados Unidos y refleja un enfoque soberano de la política exterior mexicana, especialmente en lo referente a salud pública y cooperación internacional.

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