Ministro del CITMA admite el colapso sanitario en La Habana
Redacción de CubitaNOW ~ martes 23 de septiembre de 2025

Lo que los habaneros viven a diario ya no pudo esconderse debajo de la alfombra. El propio ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Armando Rodríguez Batista, lo confesó en Facebook: “esa basura no está contenida: está regada por toda La Habana”.
La declaración, insólita en un funcionario de alto rango, pone en evidencia un problema que ha convertido a la capital en un auténtico basurero a cielo abierto. Montañas de desechos se amontonan en esquinas, zanjas y solares; cuando llueve, flotan en las calles y forman un cóctel peligroso para la salud y el ambiente.
Rodríguez Batista habló de la situación casi como de un apocalipsis urbano: basura pegada a las aceras, flotando en el agua y conviviendo “con la vida”. Y admitió que no basta con camiones o contenedores. Su propuesta fue transformar La Habana en un “laboratorio vivo de reciclaje”, un discurso que suena esperanzador, pero que contrasta con la dura realidad de los vecinos, rodeados de pestilencia y abandono.
La crisis se palpa en lugares emblemáticos. En Centro Habana, un edificio en ruinas en Belascoaín y San Miguel se ha convertido en vertedero improvisado, con riesgo de desplome. Incluso el hospital Hermanos Ameijeiras, el más importante del país, quedó rodeado de montañas de basura, lo que activistas calificaron como una “incubadora de patógenos” al aire libre.
La situación se repite en provincias como Mayabeque y Holguín, donde contenedores desbordados se ubican junto a salas de maternidad y pediatría, exponiendo a recién nacidos y madres a un peligro sanitario extremo.
Las lluvias recientes agravaron el panorama: en el Vedado y Centro Habana, torrenciales aguaceros arrastraron basura y contenedores como si fueran balsas, contaminando portales y viviendas. Todo en medio de un apagón, reflejo del encadenamiento de crisis que sufre la isla.
En un país acostumbrado a que los funcionarios minimicen los problemas, las palabras del ministro son un gesto inusual de sinceridad. Pero mientras llegan las supuestas soluciones estructurales, La Habana sigue sumida entre escombros, desperdicios y malos olores. Y la pregunta que queda abierta es: ¿hasta cuándo podrá resistir la ciudad este colapso sanitario?