¡No olvidar Mariel!... cuando el régimen mostró su peor cara
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 22 de septiembre de 2025

En 1980, miles de cubanos emprendieron un viaje hacia lo desconocido a través del puerto de Mariel. Buscaban libertad, oportunidades y un futuro digno, pero lo que encontraron en su propio país antes de partir fue odio organizado y violencia legitimada.
Los tristemente célebres actos de repudio, promovidos por el régimen, se convirtieron en un espectáculo de humillación pública contra familias enteras que solo querían un nuevo comienzo.
Según recuerda la activista Lara Crofs, quien compartió una reflexión en redes, aquellos días dejaron una cicatriz profunda en la memoria colectiva de Cuba.
Las turbas, azuzadas por la Seguridad del Estado, no dudaban en insultar, lanzar huevos, piedras e incluso agredir físicamente a quienes se marchaban. La estrategia era clara: deshumanizar y aterrorizar para frenar la disidencia.
Pero, como bien señala Crofs, los que partían no eran “gusanos”, no eran escoria, como los etiquetaba la propaganda oficial, sino personas con sueños, familias enteras con la valentía de dejarlo todo para escapar de un sistema que los había asfixiado.
Cada insulto y cada golpe de aquellos días no hicieron más que confirmar lo que ya era evidente: el régimen necesitaba el miedo para sostenerse.
Hoy, más de cuatro décadas después, los ecos de esos actos siguen vivos. Los testimonios de quienes lo vivieron, incluidos muchos de los que entonces eran niños, revelan el trauma de ser obligados a participar en la violencia o de ver cómo se castigaba a sus vecinos por pensar diferente.
Lo irónico es que muchos de aquellos que gritaron “¡escoria!” en 1980 hoy dependen de esa “escoria” que vive fuera, porque son los exiliados quienes sostienen con remesas a un país quebrado.
Mariel no solo fue un éxodo masivo; fue también un espejo del odio sembrado por un sistema que dividió familias y vecinos, y que aún hoy mantiene viva la herida de la separación y el rencor. Recordarlo es más que un ejercicio de memoria... ¡es una advertencia! Porque un pueblo que olvida su historia corre el riesgo de repetirla.
La reflexión de Lara Crofs rescata precisamente eso: "que detrás de cada grito de repudio hubo un ser humano que resistió, que no se dejó quebrar y que hoy es testimonio de que, por encima del odio, siempre prevalece la búsqueda de la libertad"