De orgullo habanero a ruina total: así destruyó el comunismo a La Zaragozana
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 21 de septiembre de 2025

La ruina de Cuba puede constatarse esquina por esquina en La Habana Vieja y uno de los ejemplos más claros es lo que queda de La Zaragozana, un restaurante símbolo de sabor, tradición y vida nocturna en pleno corazón de la capital.
Ubicada en Monserrate No. 351, entre Obispo y Obrapía, la Zaragozana era un punto de referencia para locales y visitantes que buscaban buena comida, ambiente alegre y la típica calidez de los habaneros. Hoy, lo que una vez fue un espacio vibrante no es más que un edificio devastado, víctima de la desidia y la incapacidad del comunismo.
Los habaneros más viejos recuerdan cómo en La Zaragozana se disfrutaba de platos criollos, mariscos y hasta recetas españolas que le daban un aire particular, con ese toque que combinaba tradición y modernidad.
Era común ver a familias enteras celebrando cumpleaños, a parejas compartiendo una cena romántica o a grupos de amigos disfrutando de la vida. Pero esa Habana quedó enterrada en los escombros que ahora ocupan el mismo espacio donde una vez hubo risas, música y mesas llenas de comida.

La frase de Fidel Castro en 1959 asegurando que en diez años Cuba estaría por encima de los países desarrollados hoy suena como una burla cruel cuando uno pasa frente al cadáver arquitectónico de La Zaragozana.
Lo que debió ser preservado como parte del patrimonio y la identidad de La Habana fue abandonado a su suerte, hasta convertirse en otro pedazo de ruina que adorna el paisaje de un país sumido en el deterioro.
La historia se repite en cada rincón: hoteles emblemáticos cerrados, cines destruidos, fábricas que fueron orgullo nacional hoy convertidas en naves fantasmales, estadios deportivos invadidos por la maleza y, ahora, restaurantes que antes eran referentes de la buena vida, convertidos en símbolos de pobreza y abandono.
Vecinos y clientes que alguna vez pasaron por La Zaragozana lo recuerdan con nostalgia. “Ahí se comía riquísimo”, dicen, mientras miran con tristeza los restos de lo que fue. La indignación es inevitable: el régimen se gasta millones en propaganda, en importar autos de lujo para los dirigentes o en rescatar o construir hoteles exclusivos para turistas, pero no hay voluntad política para rescatar lo que de verdad pertenece al pueblo.
La Zaragozana no es solo un restaurante en ruinas. Es un espejo que refleja cómo la revolución convirtió en polvo la riqueza cultural, arquitectónica y gastronómica de la nación. Una promesa incumplida, un espacio muerto en medio de una Habana que se cae a pedazos y la prueba más clara de que el sistema comunista no construye, solo destruye.
Del perfil de Díaz Canel Sin Gao