Mientras las madres cubanas enfrentan una jornada marcada por los apagones, la escasez de alimentos y medicamentos y la creciente fractura familiar debido a la migración, el gobernante Miguel Díaz-Canel publicó este domingo un mensaje en redes sociales con motivo del Día de las Madres, ajeno a las duras condiciones que viven millones de mujeres en la Isla.

“Feliz Día, Madre Cubana, maestra de la cotidianidad, que creas y sostienes la vida con la pasión y la belleza de los artistas”, escribió el mandatario en su cuenta de X.

“Gracias por tanto. Aquí va nuestro abrazo”, añadió en tono afectado, pero sin una sola referencia concreta a los desafíos reales que enfrentan estas mujeres para, precisamente, “crear y sostener la vida”.

La contradicción entre el discurso oficial y la realidad cotidiana es abismal. Para muchas madres cubanas, este día no fue sinónimo de celebración, sino de resistencia. Apagones prolongados, refrigeradores vacíos, farmacias desabastecidas y la ausencia de hijos emigrados fueron el telón de fondo en miles de hogares. Lejos de un homenaje, la maternidad en Cuba sigue siendo un ejercicio diario de sacrificio y supervivencia.

El canciller Bruno Rodríguez también se sumó a las felicitaciones, reconociendo —aunque de forma romántica— el sacrificio de las madres cubanas: “Ejemplos de amor, resistencia, creatividad y sacrificio”, escribió.

Sin embargo, ni él ni el resto del aparato gubernamental mencionaron cuán distinto sería el panorama si esas madres vivieran en condiciones de dignidad, con acceso garantizado a servicios básicos y sin tener que luchar a diario por lo esencial.

Como gesto “simbólico” en vísperas del Día de las Madres, el gobierno anunció la sincronización de la termoeléctrica "Antonio Guiteras", tras una parada de mantenimiento, para “aliviar” la crisis energética durante el domingo.

Sin embargo, los cortes eléctricos continúan, afectando directamente la vida doméstica que estas mujeres deben sostener sin recursos.

En un país donde la maternidad ha dejado de ser una experiencia celebrada para convertirse en un reto constante, los discursos oficiales suenan cada vez más vacíos. Mientras las autoridades ofrecen palabras y gestos superficiales, las madres cubanas siguen haciendo lo imposible con lo poco que tienen.

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