Mientras Cuba atraviesa una de las peores crisis económicas y sociales de su historia reciente, Lis Cuesta, esposa del gobernante Miguel Díaz-Canel, se pasea por Vietnam como parte de una gira oficial que ha levantado más indignación que esperanza.

Cuesta, quien no ostenta ningún cargo en el gobierno, volvió a ser parte de una comitiva diplomática en un costoso viaje que también incluye paradas en China y Laos. Acompañada por la esposa del secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Cuesta asistió a eventos culturales como un espectáculo de marionetas acuáticas en el Teatro Thăng Long de Hanoi y una visita al Templo Ngọc Sơn, según reportó la prensa vietnamita.

Lo que más ha escandalizado a la población no es solo su presencia, sino el lujoso avión arrendado para el traslado de la delegación cubana: un Airbus A330-200 de la aerolínea española Plus Ultra, con un costo estimado de 11.000 dólares por hora de vuelo. Solo el trayecto Estambul-Hanói, de 11 horas, representa un gasto de al menos 121.000 dólares en un país donde los hospitales carecen de insumos básicos y los apagones son el pan de cada día.

En contraste con las imágenes de Lis Cuesta sonriente en Hanoi, en Cuba la realidad es cada vez más desgarradora: colas interminables para conseguir comida, apagones de más de 12 horas, una inflación galopante y una población exhausta que trata de sobrevivir.

La gira, según el discurso oficial, busca “reforzar la cooperación bilateral” y “acelerar la construcción de la Comunidad de Futuro Compartido Cuba-China”. Sin embargo, muchos cubanos lo perciben como otro tour diplomático inútil, que solo sirve para pedir limosna a aliados extranjeros mientras se derrocha dinero público en hoteles, banquetes y vuelos privados.

Lis Cuesta no aparece en ninguna nómina oficial, pero actúa como si fuera una primera dama con plenos poderes, participando en actos protocolares internacionales, algo que ha sido criticado incluso dentro del oficialismo cubano por su carácter simbólicamente monárquico.

En redes sociales, el descontento ha sido generalizado. “Mientras el pueblo muere de hambre, la señora Cuesta se divierte como turista VIP”, escribió un usuario en X . Otro comentó: “Ni la monarquía europea viaja tanto y con tanto lujo como esta pareja”.

Para muchos cubanos, la imagen de Lis Cuesta en Vietnam es la confirmación de una realidad innegable: la cúpula del poder vive en otro mundo.

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