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Las frases que forjaron el poder: consignas del gobierno cubano bajo la lupa (VI)“Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 27 de septiembre de 2025

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En el año 2000, Fidel Castro pronunció un discurso en el que enumeró una definición de Revolución que quedó inscrita en pancartas, murales y libros escolares. Entre todas las expresiones, una se elevó como bandera: “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”. 

La fuerza de la frase radica en su ambigüedad. ¿Qué significa “lo que debe ser cambiado”? ¿Quién decide qué entra en esa categoría? En teoría, el enunciado podría ser progresista, moderno, casi reformista: invita a la transformación constante de la sociedad. Pero en la práctica, se convirtió en una herramienta retórica para blindar al poder. 

El truco está en la elasticidad del lenguaje. Cuando la consigna la pronuncia el líder, lo que “debe ser cambiado” no es lo que la gente necesita cambiar —corrupción, burocracia, censura, escasez—, sino lo que el poder identifica como peligroso para su continuidad. La frase, en lugar de abrir caminos a la diversidad de ideas, terminó siendo un muro: todo cambio legítimo debía pasar por la aprobación del propio poder que supuestamente debía transformarse. 

La paradoja es evidente: un sistema que se resiste a modificar sus estructuras más rígidas es el que se adueña de un lema que habla de cambio. Y así, durante más de dos décadas, la frase se ha usado tanto para justificar reformas parciales como para frenar cualquier apertura incómoda. Sirve igual para hablar de reordenamiento económico que para justificar restricciones a la libertad de expresión.

 El pueblo, mientras tanto, aprende a desconfiar de las palabras. “Cambiar lo que debe ser cambiado” se convierte en un eco vacío cuando la vida cotidiana no mejora. La población envejece esperando transformaciones que nunca llegan, mientras los discursos oficiales siguen repitiendo la misma fórmula. 

En el fondo, esta frase sintetiza la contradicción central del poder en Cuba: se presenta como revolución, pero actúa como inmovilismo. Y es ahí donde el lenguaje muestra su verdadera función: no describir la realidad ni guiar hacia el futuro, sino sostener un orden que depende de las consignas para perpetuarse.


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