Anciano en Contramaestre lucha sin apoyo estatal
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 5 de diciembre de 2025
En el corazón de La Anacahuita, un pequeño poblado a orillas de la Carretera Central en Contramaestre, Santiago de Cuba, vive Eduardo Esteban Beltrandez Valdés, conocido en la comunidad como “Chichi”.
A sus 75 años, Chichi encarna la cruda realidad de muchos ancianos cubanos: la soledad y la desatención de un Estado que, en teoría, debería velar por sus ciudadanos más vulnerables.
Tras el paso del huracán Melissa, mientras otros residentes recibieron ayuda y recursos para reconstruir sus hogares y recuperar lo perdido, Chichi no ha obtenido ningún tipo de asistencia. No llegó a su vivienda ningún funcionario, trabajador social o entidad de apoyo que pudiera ofrecer soluciones a su situación crítica.
Los vecinos aseguran que su casa permanece en condiciones deplorables, sin reparaciones, sin alimentos suficientes y sin acceso a la atención básica que garantizaría su bienestar.
Durante más de cuatro décadas, Eduardo Esteban dedicó su vida laboral a la Empresa Citrícola UBPC Las Veguitas, trabajando con constancia y esfuerzo en el sector productivo de la región. Sin embargo, su entrega al país no se ha visto correspondida en la vejez, caso que se repite en toda la Isla.
Hoy enfrenta una existencia marcada por la precariedad, con recursos mínimos y sin la compañía de familiares cercanos que puedan ayudarlo.
El caso de Chichi refleja un problema mucho más amplio y es el abandono sistemático de los adultos mayores en Cuba. Muchos ancianos se encuentran en situación de vulnerabilidad extrema, sin un plan de apoyo social que cubra sus necesidades básicas, mientras la asistencia se distribuye de manera irregular y a menudo opaca. Esta desigualdad evidencia la falta de un sistema de protección efectivo para quienes han dedicado gran parte de su vida al trabajo y al desarrollo del país.
Desde la comunidad local y medios independientes como La Tijera News, se busca visibilizar la situación de Chichi y otros ancianos en circunstancias similares. Su historia no es solo un llamado de auxilio, sino también un recordatorio de que la justicia social debe incluir a los mayores, quienes merecen vivir sus años de retiro con dignidad, respeto y atención adecuada.
La indiferencia y el olvido institucional no pueden convertirse en la norma para aquellos que han contribuido con sus manos y esfuerzo al bienestar colectivo.