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Leonardo Padura denuncia la romantización de Cuba: “Que vengan a vivir como un cubano”

Redacción de CubitaNOW ~ domingo 21 de septiembre de 2025

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Leonardo Padura (La Habana, 1955), considerado el escritor cubano vivo más prestigioso, vuelve a colocar a Cuba en el centro de la literatura con su más reciente obra Morir en la arena. La novela, basada en hechos reales, reconstruye la historia de un parricida y refleja la tragedia de los hijos de exiliados, así como el retrato de una generación de escritores a quienes se les impuso qué leer y qué escribir. Sin embargo, más allá del contenido narrativo, la obra reabre un debate inevitable: la relación del autor con el régimen cubano y la censura que lo rodea.

Premio Princesa de Asturias, traducido y celebrado en numerosos países, Padura es un fenómeno literario global que en su propio país apenas existe en el espacio público. “Por escribir lo que escribo pago la consecuencia de ser casi invisible en Cuba”, admite. Sus libros más recientes —La transparencia del tiempo, Como polvo en el viento, Personas decentes o Ir a La Habana— no han sido publicados oficialmente en la isla. El escritor sobrevive a esa exclusión gracias a ediciones limitadas realizadas por proyectos independientes como la editorial Aurelia, con tirajes de apenas mil ejemplares, y a las inevitables copias piratas que circulan en el mercado digital.

La paradoja de Padura es reveladora: sus novelas salen de su computadora en La Habana y llegan directamente a editores en España, donde tienen gran repercusión. Pero en Cuba, carece de visibilidad mediática y editorial. No lo entrevistan, no aparece en periódicos ni en canales oficiales. “No siento acecho por ninguna parte —explica—, pero estoy condenado a la invisibilidad.”

El escritor reconoce que nunca contempló abandonar definitivamente la isla. Vive y escribe en Cuba, nutrido por su realidad. “Tengo un fortísimo sentimiento de pertenencia por ese lugar. Es una relación espiritual y cultural”, asegura. Esa decisión de permanecer lo convierte en un testigo incómodo para un sistema que intenta silenciarlo sin perseguirlo directamente.

Padura recuerda también el Congreso de Educación y Cultura de 1971, un evento que marcó a fuego a los intelectuales cubanos: se establecieron parámetros rígidos para la creación literaria y muchos escritores, como Lezama Lima o Virgilio Piñera, fueron condenados al ostracismo. Desde entonces, la sombra de la censura ha pesado sobre generaciones de autores. En esa época, cuenta, algunos cubanos llegaban a forrar con periódicos oficiales los libros extranjeros para poder leerlos en secreto.

Más allá de la censura interna, otro tema emerge en la conversación: la mirada internacional sobre Cuba. En particular, la romantización de la isla y de la figura de Fidel Castro por parte de sectores de la izquierda mundial. La respuesta de Padura es contundente: “Pienso que esa gente sencillamente no vive en Cuba. Deberían venir a vivir a Cuba y ver cómo vive un cubano, con un salario de un cubano, en las condiciones de un cubano, y entonces vamos a ver qué piensan”.

La frase resume la contradicción de un país que muchos aún idealizan desde la distancia, mientras sus ciudadanos cargan con la precariedad cotidiana. En ese choque entre mito y realidad, la voz de Padura se erige como testimonio necesario. Aunque invisible en su tierra, el escritor sigue escribiendo desde ella, recordando que la literatura también puede ser un acto de resistencia.

(Entrevista completa en La Nación)


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