El feminicidio de Nancy Leyva García, maestra y madre de dos hijos, ha sacudido profundamente al municipio de Puerto Padre, en la provincia de Las Tunas. Conocida cariñosamente como “Nancita”, esta educadora fue brutalmente asesinada a puñaladas por su pareja, identificado como “Omarito”, en un acto de violencia que refleja una alarmante realidad que se vive en Cuba: el aumento de los feminicidios.

Este crimen no es un hecho aislado. En los últimos años, diversas organizaciones independientes han documentado un incremento preocupante de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. La ausencia de una ley integral contra la violencia de género en el país, junto con la falta de estadísticas oficiales actualizadas y el silencio institucional, agravan la situación y dejan a muchas mujeres desprotegidas.

Nancy no solo era una madre y una educadora respetada en su comunidad, sino también una víctima de un sistema que aún no brinda respuestas efectivas para prevenir estos actos de violencia. Su asesinato ocurrió en Calle 13 del poblado de Delicias, un sitio que ahora lleva la marca de una tragedia que pudo haberse evitado con intervención oportuna y mecanismos de protección adecuados.

El agresor fue detenido por la Policía del municipio y se encuentra bajo custodia, pero la justicia no puede limitarse al castigo del culpable. La verdadera justicia también implica garantizar que ninguna otra mujer tenga que vivir con miedo, ni que otra familia pierda a una hija, madre o hermana en circunstancias tan devastadoras.

Los vecinos, colegas y familiares de Nancy claman por justicia, pero también por cambios estructurales. La violencia de género en Cuba necesita ser nombrada, visibilizada y combatida con políticas públicas, campañas de educación y, sobre todo, con voluntad política.

El caso de Nancy debe ser un llamado de atención para todos. Su muerte no puede quedar como una estadística más ni como una noticia pasajera. En su memoria, y en la de tantas otras mujeres víctimas del feminicidio en la Isla, urge un compromiso real de toda la sociedad para decir “basta” a la violencia machista.

En paz descanse, Nancy. Que tu partida no haya sido en vano.

Del perfil de La Tijera

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