En Cuba, ni la limpieza ni la dignidad son ya derechos garantizados
Redacción de CubitaNOW ~ sábado 10 de mayo de 2025

En la Cuba de hoy, el paso de un camión de la basura es un hecho tan inusual que provoca sorpresa, aplausos irónicos o risas nerviosas entre los vecinos. No se trata de un país sin recursos naturales, ni de un Estado inexistente; se trata de un régimen que ha abandonado las funciones más básicas de gobierno, mientras la población cae en una pobreza cada vez más visible y cruda.
La indigencia, que antes era un fenómeno marginal, hoy crece en calles llenas de basura, edificios en ruinas y personas hurgando entre desechos para sobrevivir.
La escena no es nueva, pero sí cada vez más frecuente: montones de desperdicios se acumulan por semanas en las esquinas, hasta que, como si fuera un milagro, aparece un camión recolector.
Los vecinos, incrédulos, sacan sus teléfonos, graban videos y comentan con sarcasmo lo que debería ser una rutina municipal. “¡Pasó el camión!”, dicen como si acabaran de ver una aparición. La basura no se recoge con frecuencia, no porque no se necesite, sino porque al Estado simplemente no le importa.
En medio de esa basura, también viven personas. Literalmente. Cada vez son más los cubanos que duermen en la calle, que buscan restos de comida entre los desechos o que improvisan refugios entre cartones y plásticos.
La indigencia ya no es invisible: está a la vista de todos, en el parque, en la parada, junto al contenedor que nadie vacía.
Pero lo más alarmante no es solo su crecimiento, sino la indiferencia total del gobierno.
El régimen cubano se presenta al mundo como un modelo de justicia social, pero las imágenes de su realidad cotidiana lo desmienten sin esfuerzo.
La miseria es pública, notoria, imposible de esconder. Y sin embargo, las autoridades no ofrecen respuestas reales. Siguen invirtiendo en propaganda, represión y control, mientras barrios enteros se hunden en el abandono.
El paso ocasional de un camión de basura no limpia lo esencial. No recoge la vergüenza de un país donde la pobreza crece a la vista de un Estado ausente. La basura acumulada y la indigencia comparten un mismo origen: el desprecio del poder hacia su pueblo. En Cuba, ni la limpieza ni la dignidad son ya derechos garantizados. Son lujos que ocurren, si acaso, por accidente.