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El embarazo adolescente se dispara en el oriente de Cuba y se normaliza entre las jóvenes

Redacción de CubitaNOW ~ martes 11 de noviembre de 2025

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Imagen tomada de Diario de Cuba

“Mis amistades han parido siendo jovencitas. Yo lo veo como algo normal, por eso decidí tener un hijo”, dice Yanelis Cruz, una adolescente de 16 años del reparto Alcides Pino, en Holguín. Su frase resume una realidad cada vez más extendida en el oriente de Cuba: la naturalización del embarazo precoz.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera embarazo precoz aquel que ocurre entre los 10 y los 19 años. En este grupo, el riesgo de muerte materna es cuatro veces mayor que en las mujeres adultas jóvenes. En Cuba, más del 17 % de los nacimientos corresponden a madres menores de 20 años, una cifra que preocupa por su vínculo con la mortalidad infantil, el bajo peso al nacer y la deserción escolar.

Holguín, junto a Las Tunas, Granma y Camagüey, encabeza la lista de provincias con mayor tasa de fecundidad adolescente, según la Comisión para la Atención a la Dinámica Demográfica. Detrás de estas cifras se esconden historias marcadas por la falta de oportunidades, la desinformación sexual y la precariedad económica.

“Las muchachitas de 13, 14, 15 años quedan embarazadas porque no tienen guía ni en la familia ni en la escuela. Ven que sus amigas ya parieron y lo asumen como algo normal”, explica Juan Martínez, vecino del reparto El Llano. “No calculan el riesgo para su salud ni para la del bebé”, añade.

En los consultorios, la situación se refleja con crudeza. Una enfermera holguinera, que pidió el anonimato por temor a represalias, aseguró:

“Llegan niñitas de 14 años con una pelvis que no está lista para un parto, con anemia o presión alta. Se les atiende, claro, pero nadie piensa que esa niña no sabe ni cómo empezar su vida.”

El problema se agrava con la escasez de métodos anticonceptivos. La falta de condones y pastillas anticonceptivas en las farmacias obliga a comprarlos en el mercado informal, donde los precios son inaccesibles. En paralelo, aumentan las infecciones de transmisión sexual, según reportes de medios provinciales.

Durante una sesión del Pleno del Partido Comunista en Holguín, celebrada en septiembre, se reconoció el incremento de embarazos adolescentes y de riesgo como uno de los principales desafíos del Programa Materno Infantil (PAMI). El doctor Alberto Rubén Piriz Assa, responsable del programa en la provincia, confirmó que en algunos municipios una de cada cuatro gestantes es una niña o adolescente.

Los datos del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) son alarmantes: el 18 % de las embarazadas menores de edad tienen menos de 14 años, y la tasa nacional de embarazo precoz alcanzó un 19,7 % en 2023, el nivel más alto de los últimos años.

A pesar de los esfuerzos institucionales, los especialistas advierten que el fenómeno va más allá de la salud pública. Es el reflejo de una crisis social profunda, donde la falta de expectativas, la pobreza y el deterioro del sistema educativo han convertido la maternidad temprana en un patrón cultural y de supervivencia.

“Para el sistema, lo importante es que el niño nazca bien, pero se olvida de que quien parió sigue siendo una niña”, resume la enfermera. En barrios como Alcides Pino, esa frase no es una excepción: es la historia repetida de una generación que, entre la escasez y el abandono, se queda sin infancia para aprender a ser madre.


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