La ciudad de Matanzas aún no se repone del profundo dolor provocado por la muerte de Michel A. Cruz Aguiar, conocido cariñosamente como Michelín, un adolescente de apenas 16 años que perdió la vida este martes cuando una portería metálica se desplomó sobre él en el campo deportivo del Ateneo Aurelio Janet.

El muchacho jugaba un partido de fútbol cuando la estructura, deteriorada e inestable según testimonios de vecinos, cedió de golpe y cayó sobre su cuerpo.

Fue trasladado de urgencia al Policlínico Carlos Verdugos, pero llegó sin vida.

La tragedia ha dejado un vacío irreparable en familiares, amigos y vecinos de la comunidad La Cumbre, donde el adolescente era querido por su carácter alegre, su disciplina y su respeto hacia los demás.

En redes sociales, decenas de mensajes de despedida reflejan la magnitud de la pérdida, pero uno en particular conmovió a todos: el de su profesora, Mary Vidal, quien lo quiso como un hijo.

“Creo que no veré el sol en muchos días. Acabo de perder a mi niño hermoso Michel. Qué dolor siento, no puedo superar esto, él no merecía a sus 16 añitos una muerte tan dura... Te dije que el domingo te forraría tus libretas como todos los años para empezar las clases. No puedo imaginar que cuando salga por la mañana para mi escuela, no te voy a ver corriendo para no llegar tarde a la tuya... EPD mi Rey. Te amaré eternamente, es prohibido olvidarte. Esta segunda abuela y tu eterna profe siempre estará contigo”, escribió en su perfil, acompañando el texto con fotografías del joven sonriente.

Las palabras de la docente resumieron no solo la cercanía entre maestra y alumno, sino el desgarro de una educadora que lo acompañó en su formación y que lo consideraba parte de su familia. “Cuando una madre llora, lloramos todas”, escribió una usuaria al leer la publicación, reconociendo el dolor compartido.

Vecinos han mostrado indignación y responsabilizan a las autoridades deportivas por no revisar a tiempo las porterías del campo, pues no era la primera vez que presentaban inestabilidad. “Eso lo deberían haber arreglado hace rato, ahora ya es tarde”, lamentó un residente cercano.

La muerte de Michelín no solo ha teñido de luto a Matanzas, sino que también ha puesto en evidencia la precariedad de instalaciones deportivas que deberían ser espacios seguros para los jóvenes.

Hoy la ciudad lo despide con lágrimas y reclamos.

El eco de su profesora, rota por la ausencia, se une al de un barrio entero que clama porque la vida de Michelín no quede en el olvido.

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