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El Día de las Madres en un país de ausencias, muros y rejas

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 10 de mayo de 2025

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Hay silencios que pesan más que los gritos. Y no por sabios, sino por cómodos. Lo dijo con precisión el historiador de arte Siro Cuartel: “Lo que más daño hace no es el grito incómodo, sino el silencio prestigioso”. Ese silencio que se disfraza de prudencia, que protege a los que mienten bien, a los que manipulan con elegancia, a los que han convertido la tibieza en estrategia y la omisión en una forma de poder.

En Cuba, ese silencio no solo protege a los poderosos.

También condena a los que sufren. Este 11 de mayo, Día de las Madres, el país estará lleno de sillas vacías, abrazos rotos y nombres que no se pueden pronunciar sin dolor. Estará Zoila, aunque ya no esté. La madre de José Gabriel Barrenechea Chávez murió sin poder ver libre a su hijo, preso por decir lo que pensaba.

Murió sin justicia, sin paz, sin la presencia de quien más amaba. Como ella, tantas otras madres arrastran la cruz del exilio, la prisión o la ausencia definitiva de sus hijos.

Las madres de los presos políticos pasarán este domingo con el corazón partido.

Algunas podrán ver a sus hijos tras rejas, apenas unos minutos, bajo vigilancia, sin intimidad ni consuelo. Otras ni siquiera tendrán esa posibilidad.

Y luego están las otras: las madres que han visto partir a sus hijos hacia el mar, hacia fronteras inciertas, hacia una vida lejos, simplemente porque en Cuba ya no se puede vivir.

Porque el país se ha convertido en un desierto con olor a ausencias.

La tristeza de este Día de las Madres no saldrá en las notas oficiales. No la verás en los actos escolares ni en los homenajes protocolares. Se esconderá detrás de puertas cerradas, en los ojos húmedos de las abuelas que crían nietos sin padres, en los altares improvisados con fotos y cartas.

Y mientras tanto, muchos callan. No por respeto, sino por cálculo. Porque denunciar duele. Porque incomodar cierra puertas. Porque en Cuba, decir la verdad puede costar la libertad.

Pero hay momentos en que el silencio ya no puede sostenerse. Y este domingo será uno de ellos. Porque no hay prestigio que justifique mirar hacia otro lado cuando el dolor de una madre es ignorado por todo un país.









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