Una tragedia sacudió esta mañana la comunidad escolar de la Annunciation Catholic School, ubicada en el sur de Minneapolis, cuando un atacante armado abrió fuego durante una misa de inicio de curso, dejando un saldo de dos niños fallecidos y al menos 17 personas heridas, entre ellos 14 menores y tres adultos mayores.

El ataque ocurrió alrededor de las 8:30 a.m., justo cuando estudiantes, docentes y feligreses se encontraban reunidos en la iglesia contigua a la escuela para dar la bienvenida al nuevo año escolar. De acuerdo con los informes preliminares, el agresor, identificado como Robin M. Westman, de 23 años, disparó desde el exterior del edificio a través de las ventanas del templo, sembrando el caos en cuestión de segundos. Posteriormente, ingresó brevemente al edificio y se quitó la vida.

Testigos describieron escenas de pánico dentro del recinto: gritos, estudiantes agazapados entre bancas, maestros intentando proteger a los niños, y padres desesperados por noticias. Equipos de emergencia respondieron rápidamente, con participación de la Policía de Minneapolis, la Patrulla Estatal, el FBI, la ATF y la Oficina de Detención Criminal (BCA). La zona fue acordonada y se activaron protocolos de evacuación y atención médica inmediata.

Los niños fallecidos tenían 8 y 10 años, y fueron alcanzados por los disparos mientras estaban sentados con sus compañeros. De los heridos, al menos siete menores permanecen en estado crítico y han sido intervenidos quirúrgicamente en hospitales de la ciudad.

El gobernador Tim Walz expresó en redes sociales: "Nuestros corazones están rotos. Ningún niño debería temer por su vida mientras reza o estudia. Estamos con las familias y la comunidad de Annunciation en este momento tan doloroso."

El alcalde Jacob Frey también pidió respeto por las labores de investigación y apoyo emocional para quienes presenciaron la tragedia.

Las autoridades confirmaron que el atacante actuó solo y ya no representa una amenaza. Aunque aún se investigan los motivos del crimen, el FBI ha informado que se trata de un caso que podría clasificarse como terrorismo doméstico y crimen de odio religioso, dado el contenido de un manifiesto hallado en su domicilio.

El punto de reunión para las familias se estableció en 525 W. 54th St, donde psicólogos y trabajadores sociales están asistiendo a los afectados.

Este hecho revive el debate sobre la seguridad escolar, el acceso a armas y la protección de espacios religiosos en Estados Unidos. Mientras tanto, Minneapolis permanece de luto por dos vidas infantiles arrebatadas en un acto de violencia incomprensible.

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