Doble rasero del Minrex: condena a EE.UU., silencio ante Rusia y complicidad con Maduro
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 28 de agosto de 2025

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex) emitió recientemente una declaración en la que condena el despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe, calificándolo de “amenaza” y “pretexto absurdo”. Según el comunicado, la presencia de efectivos navales estadounidenses responde a una estrategia intervencionista inspirada en la Doctrina Monroe y constituye un riesgo para la paz regional.
Sin embargo, la postura del Minrex vuelve a evidenciar un marcado doble rasero en la política exterior cubana. Mientras critica a Washington por la militarización del Caribe, guarda silencio absoluto sobre la presencia de buques de guerra rusos en la misma región e incluso en puertos cubanos. Una realidad que contradice de manera flagrante el discurso oficial de defensa de la “soberanía y la paz” en América Latina.
Cuando se trata de Moscú, el gobierno de La Habana no solo calla, sino que celebra y respalda cada maniobra naval en aguas cercanas, presentándola como un gesto de cooperación y amistad. Ese alineamiento selectivo deja claro que las condenas del Minrex no responden a un principio de neutralidad, sino a intereses políticos e ideológicos que lo atan a sus aliados estratégicos.
Lo mismo ocurre con Venezuela. En su nota, el Minrex rechaza que Washington vincule al gobierno de Nicolás Maduro con redes del narcotráfico. Sin embargo, evita mencionar el colapso democrático y la represión sistemática en el país suramericano. La Habana nunca se ha pronunciado contra los fraudes electorales en Venezuela ni contra la violencia del régimen chavista, que ha asesinado a manifestantes, perseguido a opositores y desmantelado toda institución independiente. En lugar de condenar esas violaciones, el gobierno cubano se ha convertido en cómplice y sostén político de Maduro, enviando asesoría y legitimando un modelo que ha dejado millones de desplazados y una nación en ruinas.
La declaración del Minrex también acusa a Estados Unidos de ser el mayor consumidor mundial de drogas y de financiar, con su demanda, a las redes criminales que operan en América Latina. Si bien es cierto que el mercado estadounidense juega un papel central en el narcotráfico global, el señalamiento pierde legitimidad viniendo de un gobierno que ignora deliberadamente el rol de sus aliados en estas dinámicas y que aprovecha cualquier argumento para justificar su oposición sistemática a Washington.
La contradicción es evidente: el régimen cubano denuncia la militarización “imperialista” cuando proviene de Estados Unidos, pero guarda silencio cuando los submarinos y fragatas llevan la bandera rusa. Reclama respeto a la soberanía regional, pero no cuestiona que en Venezuela esa misma soberanía se haya convertido en un cascarón vacío bajo una dictadura que destruyó la democracia, eliminó el Estado de derecho y aniquiló a toda disidencia.
El discurso de La Habana se presenta como defensor de la paz, pero en la práctica legitima a regímenes autoritarios y se coloca del lado de los intereses militares de potencias extranjeras. Se trata de un guion repetido: atacar a Estados Unidos sin importar el contexto, mientras se encubre a los aliados, aun cuando estos violen principios elementales de derechos humanos y convivencia internacional.
Si el Minrex realmente defendiera la estabilidad en la región, denunciaría cualquier despliegue militar extranjero, viniera de donde viniera. Si se preocupara por la democracia latinoamericana, no podría permanecer en silencio ante la represión brutal de Maduro. Pero el gobierno cubano ha demostrado una y otra vez que sus declaraciones no están guiadas por principios universales, sino por la conveniencia política de proteger a sus aliados y enfrentar a su eterno adversario: Estados Unidos.