Las cenizas del niño cubano Damir Ortiz no regresarían a la Isla, sino que permanecerían en Estados Unidos junto a su madre, Eliannis Ramírez, quien ha solicitado asilo político tras el fallecimiento del menor. Así lo informó la activista Diasniurka Salcedo Verdecia, explicando que la decisión depende del resultado del proceso migratorio.

Damir, de 10 años, murió la madrugada del sábado en el Hospital Nicklaus Children’s de Miami, adonde fue trasladado en estado crítico. Su ingreso a territorio estadounidense se logró gracias a una visa humanitaria gestionada por activistas y miembros de la comunidad cubana en el exilio, quienes también colaboraron en la recaudación de fondos.

El niño sufría de neurofibromatosis tipo 1, una grave enfermedad que fue mal diagnosticada en Cuba como leucemia, lo que provocó que recibiera un tratamiento inadecuado. Además del error médico, el menor presentó infecciones pulmonares por bacterias como Klebsiella y Enterococcus, las cuales no fueron detectadas ni tratadas en su país de origen.

Eliannis Ramírez denunció públicamente la negligencia médica en la Isla, asegurando que los profesionales cubanos le informaron que su hijo moriría pronto, pero nunca realizaron las pruebas necesarias para confirmar su diagnóstico. Estas declaraciones podrían ponerla en riesgo de represalias por parte del régimen cubano, razón por la cual ha iniciado su solicitud de asilo político en Estados Unidos.

Mientras tanto, el director del Instituto de Hematología e Inmunología de Cuba, Wilfredo Roque García, emitió un comunicado sobre la muerte de Damir, sin mencionar las trabas burocráticas que enfrentó la familia ni la denuncia de negligencia médica.

El funcionario aseguró que médicos y enfermeras hicieron todo lo posible por salvar al niño, y lamentó profundamente la pérdida, reconociendo que fue causada por una infección bacteriana severa adquirida en Cuba.

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