El estatal Cubadebate se ha unido a los medios de prensa independientes que ya venían denunciando la situación de las largas colas para adquirir combustible en la isla.

Un reportaje dice más de lo mismo, ante la imposibilidad de ocultar otro problema que afrontan a diario los ciudadanos en la mayor de las Antillas.

En las redes sociales los cubanos han comenzado a denunciar, largas colas para comprar gasolina, sobre todo en la ciudad de La Habana aunque las quejas son también desde otros territorios de la isla.

Las denuncias advertían de escasez del producto y del sistema de pago actual.

Desde 2020 se anunció la implementación de la medida de vender combustible en Cuba, solo por tarjetas. En aquel entonces CubitaNOW  publicó alertas y reclamos ciudadanos sobre el mal funcionamiento de esa modalidad.

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Ahora que la implementación de la venta de gasolina por tarjeta es un hecho prácticamente para todo el país, siguen apareciendo los reclamos del mal servicio en los servicentros.

En su reportaje Cubadebate habla de varias incidencias:

en el Cupet de Santa Catalina y Felipe Poey, por ejemplo, para comprar 30 litros de gasolina regular (25 CUP/litro), había que comprar primero 10 tarjetas de 75 CUP, leer las 10 tarjetas, una por una, y efectuar, de nuevo una por una, 10 operaciones en la bomba. El resultado –influido además por POS (Terminales de Puntos de Venta) que no funcionaban, conexiones que se caían y por la demanda acumulada– fue que muchas personas tuvieron que hacer colas de hasta cinco horas para rellenar sus tanques.

Otra de las situaciones: un cliente que esperaba para rellenar su moto en Vento. “Yo mismo quiero rellenar el tanque y el mío lo mismo acepta seis que cuatro, en dependencia, no tengo para medirlo. Le digo ‘échame seis’, y si me sobra, entonces se traba el POS para hacerme la devolución para mi tarjeta”.

Este miércoles sobre las 2:00 p.m., nuevo hecho: había dos colas en el servicentro, conocido como “La Alameda”, para una misma cajera que vendía refresco en CUP y las tarjetas de combustible. Pasaban dos personas para comprar tarjetas prepago desechables y una para el refresco, y así sucesivamente. Por otra ventanilla, los clientes iban con las tarjetas a solicitar que le cargaran la bomba.

El problema no queda allí, según información de Cimex, publicada este sábado, para rellenar los tanques con tarjetas de bandas o de prepagos desechables, se solicitan cantidades de combustibles estimadas que completen los tanques de sus vehículos, y de existir volúmenes excedidos, les son devueltos a las mismas tarjetas los montos en dinero equivalentes a los litros cobrados que no cupieron.

La situación está en que en muchas ocasiones ‘no hay conexión’, entonces, según FINCIMEX, los clientes deben perder más tiempo acudiendo a las oficinas de esa entidad para “gestionarles las devoluciones”.

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