Varadero, el emblemático balneario de Matanzas, fue escenario de dos accidentes de tráfico que involucraron automóviles modernos, de lujo, como un Cadillac Escalade y un BMW X6 M Competition 2024, junto a un clásico de colección, un Chevrolet de 1957.

Por fortuna, no hubo muertes, aunque al menos dos personas resultaron lesionadas, una de ellas con fracturas que requirieron atención médica inmediata.

El primero de los accidentes se registró en la entrada de Varadero, una zona conocida por su deficiente señalización y la falta de visibilidad en determinados tramos. Allí, un BMW impactó contra un Buick Roadmaster, otro clásico de la ruta cubana.

Testigos aseguraron que el conductor del vehículo moderno ignoró una señal de alto, lo que derivó en la colisión. “El joven en el auto moderno pasó la señal y lo golpeó”, relató Deynis Lima, vecino de la zona, quien también mencionó que la escasa señalización y las condiciones del carril contribuyen a que este tipo de incidentes sean cada vez más frecuentes en la localidad.

El segundo choque ocurrió en un tramo conocido popularmente como “la pista de carreras”, cercano al antiguo aeródromo Kawama. En esa zona, el Cadillac Escalade colisionó con un Chevrolet de 1957 color rojo.

Según un testigo presencial, el vehículo moderno circulaba a gran velocidad, aparentemente compitiendo, y no logró incorporarse a su carril a tiempo, lo que provocó el impacto directo contra el auto clásico.

El hecho avivó una discusión en redes sociales sobre la imprudencia al volante y la disparidad social que se evidencia en la carretera cubana, donde conviven lujosos autos importados sin seguros ni repuestos disponibles con viejos automóviles que forman parte del patrimonio cultural y económico de muchos cubanos.

El debate ciudadano también apunta a que los dueños de los vehículos modernos podrán arreglar o reemplazar sus autos, mientras que para los propietarios de clásicos, cada accidente representa una posible pérdida irreparable.

A esto se suma el factor humano: la llegada del cierre del verano, las fiestas y el consumo de alcohol, que aumentan los riesgos en carretera. “La gente viene de fiestas, ha estado bebiendo y conductores cansados suben al volante”, comentó un internauta aludiendo a la peligrosidad de mezclar cansancio y alcohol con la conducción.

Estos accidentes no solo reflejan problemas de imprudencia y exceso de velocidad, sino también la falta de infraestructura vial adecuada y la fragilidad de un sistema de transporte donde confluyen dos realidades muy distintas: el lujo importado y la resistencia de los clásicos que aún ruedan por las carreteras cubanas.

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