Tras meses de represión, acoso, prisión domiciliaria y más, la artista cubana Camila Lobón viajó a Estados Unidos, a la ciudad de Miami, no sin antes ser atendida por agentes de la Seguridad del Estado.

A través de las redes sociales, la joven activista compartió la noticia, así como detalles de su intercambio con los represores.

Según explica, le dejaron claro que no se trata de un exilio, como recientemente sucedió con el artista Lester Hamlet y la poeta Khaterine Bisquet.

No obstante, le dearon, con toda la ironía que pudieron, un buen viaje. Su mensaje a continuación:

Les comento a los amigos, a los no tan cercanos, porque la mayoría ya lo sabían, que vine a Miami. Vine para recuperar un poco de la libertad vital que, sobre mi cuerpo y espíritu, más en los últimos dos años, ha requerido una energía excesiva mantener y buscando reconectar con mi trabajo en una residencia de arte.

Les comento de nuevo, ahora públicamente, a la Seguridad del Estado, que tuvo la gentileza de decirme que no me estaba exiliando, que su aclaración sobraba, así como su chacalismo cheo al desearme un buen viaje. Aunque aciertan, es solo un viaje.

Nunca he pensado o actuado desde las lógicas despóticas, maniqueas y seudopatrióticas que imponen su demarcación del territorio nacional y así será siempre.

En lo personal, además, me repele e insisto en suprimir el sino dramático derrotista que rodea los conceptos de exilio o destierro, quizás porque su revocabilidad me parece tan inminente, como la de la dictadura. No es tiempo de nostalgias, la historia se está rescribiendo a cada instante. La democracia en Cuba es una realidad tangible, y así debemos sentirla y en ello enfocarnos.

Sigo pidiendo hoy por la liberación de los héroes políticos, que existencial y éticamente condenados, solo están sus carceleros de un relato histórico patético.

Para todos los detenidos, para los que más me tocan, Luis Manuel Otero, Maykel Castillo Pérez Felix Navarro y José Daniel Ferrer, para mis amigos, sobre todo los acosados por los patanes militares ahora mismo en Cuba, para Paula Lobón, cuyos dolores de cabeza prometo no evitar nunca, dedico este poema de Reinaldito, a quien encontré ahorita caminando Miami. Por favor, leer sin melancolía, no cabe en estos tiempos preciosamente convulsos.

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