El piloto Rubén Martínez, quien llegó a la Florida el pasado 21 de octubre tras escapar de Cuba a bordo de un avión AN-2, asegura que podría ser asesinado si lo envían deportado de regreso a la isla.
“Me van a asesinar, ya no es cuestión de si lo van a hacer o no, es que lo van a hacer”, dijo el piloto en alusión al nuevo código penal recién aprobado en Cuba durante una entrevista con Univisión 23. “Temo por mi vida, temo por mi familia”.
Martínez, de 29 años, dijo que la incertidumbre sobre su situación y el temor a una deportación a Cuba lo han afectado psicológicamente al punto de que ha requerido terapia psicológica en la prisión.
El piloto permanece detenido en el centro de Inmigración de Pompano Beach, adonde fue trasladado por oficiales de la Oficina de Control y Aduanas (CBP) tras aterrizar sorpresivamente el pasado 21 octubre en la pista del aeropuerto de entrenamiento y transición de Collier-Dade. Había salido tres horas desde Sancti Spiritus, en el centro norte de la isla, a bordo de viejo monomotor AN-2, fabricado en la antigua Unión Soviética.
El joven piloto permanece recluído sin derecho a fianza a la espera de un juicio a inicios de enero por entrada ilegal a los Estados Unidos. Tras su fuga, el régimen cubano lo acusó de piratería aérea, un delito para el que el nuevo código penal mantiene vigente la pena de muerte.
“No le den ese placer a esa gente, de que tomen mi vida por gusto”, rogó Martínez durante la entrevista.
Su abogado, Eduardo Soto, también ha expresado temor por una eventual deportación a Cuba. Ahora está preparando un documento para explicar a la corte de inmigración los graves riesgos que corre su cliente si lo regresan a la isla.
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