El periodista Romero Chang, de la emisora CMKC Radio Revolución en Santiago de Cuba, resultó seriamente herido luego de que su vivienda colapsara durante el paso del huracán Melissa por la barriada de Altamira, una de las zonas más afectadas de la provincia.
En un mensaje publicado en su perfil de Facebook, el comunicador narró los momentos de angustia que vivió al quedar atrapado entre los escombros. Según relató, fue auxiliado por vecinos mientras sufría shock, pérdida del ritmo respiratorio y sangramiento facial, síntomas que pusieron su vida en riesgo mientras intentaba rescatar a su hija, su nieta y su yerno, también presentes en la casa al momento del derrumbe.
“Bajo observación, pero vivo. Ya puedo hablar, escribir con dificultad y seguir en la pelea contra los demonios. Los dolores son múltiples, pero vivo”, escribió el periodista, agradeciendo el esfuerzo de quienes lo asistieron, así como al equipo médico de guardia que le brindó atención inmediata.
El caso de Romero Chang es uno entre cientos de familias que lo han perdido todo en Santiago de Cuba, una de las provincias más golpeadas por el huracán. En Altamira, decenas de viviendas continúan inundadas y los vecinos intentan recuperar lo poco que les queda entre el lodo y los escombros.
El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada denunció que entre los afectados hay niños, ancianos y personas con discapacidad que permanecen atrapados en zonas bajas, muchas de ellas ocupadas desde hace años tras la pérdida de hogares durante anteriores huracanes.
“Desde el huracán Sandy en 2012, estas familias nunca recibieron una solución digna. Ni materiales, ni viviendas, ni tierras… solo promesas y espera eterna. Trece años después, la historia se repite: la lluvia arrasa y el gobierno mira hacia otro lado”, declaró Mayeta Labrada.
El huracán Melissa dejó un rastro de devastación en todo el oriente cubano. En Cayo Granma, numerosas casas quedaron reducidas a escombros; en el reparto Chicharrones, los vecinos mostraron techos arrancados, muebles destruidos y árboles caídos; mientras en Contramaestre las crecidas de los ríos cubrieron barrios enteros bajo el lodo. En Guamá, donde el ciclón tocó tierra con vientos de hasta 200 km/h, los caminos quedaron bloqueados por toneladas de escombros.
La tragedia de Altamira es un reflejo de la crisis estructural del fondo habitacional en Cuba, que lleva décadas sin resolverse. Miles de familias aún esperan reparaciones prometidas tras huracanes anteriores, y ahora se enfrentan nuevamente a la pérdida total.
Pese a la retórica oficialista que insiste en destacar la “eficiencia” de la respuesta estatal, las imágenes y testimonios desde Santiago de Cuba muestran otra realidad: familias desamparadas, viviendas colapsadas y una ayuda que no llega.
Mientras tanto, Romero Chang permanece bajo observación médica, recuperándose lentamente. Su historia —la de un periodista que casi pierde la vida bajo los escombros de su casa— se ha convertido en un símbolo de la fragilidad de miles de cubanos frente a los desastres naturales y a la incapacidad del Estado para protegerlos.