Cuba enfrentó un mes de mayo especialmente duro, marcado por una combinación de apagones prolongados y un calor extremo que ha complicado la vida diaria de sus habitantes. Según un informe del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, este mayo ha sido el más caluroso desde 1951, registrándose 35 nuevos récords de temperatura media extrema y empatándose otros cuatro.
Los registros muestran que las temperaturas alcanzaron picos alarmantes en varias localidades. En Santa Lucía, Pinar del Río, se llegó a 38,8 °C el 16 de mayo; en Velasco, Holguín, se registraron 39,2 °C el 17 de mayo; y en Santo Domingo, Villa Clara, el termómetro marcó 39,1 °C. El 14 de mayo, en Bolivia, Ciego de Ávila, la temperatura alcanzó los 40 grados, un nivel insoportable para muchos cubanos.
El Centro del Clima atribuye estas temperaturas extremas a condiciones bioclimáticas anómalas, caracterizadas por sensaciones térmicas muy altas durante las tardes y lluvias insuficientes, especialmente en las regiones occidental y central del país. Esta situación se produce tras un abril igualmente caluroso, cuando Jucarito, en Granma, rompió el récord absoluto de temperatura máxima en Cuba con 40,1 grados.
El año pasado también fue el más caluroso en Cuba desde 1951, con una temperatura promedio 1,38 °C por encima de la media histórica, estableciéndose 91 récords de temperatura máxima y clasificando a julio como el mes más cálido en el periodo 1951-2023. Las proyecciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente (Citma) indican un aumento significativo en la temperatura media anual, que podría superar los 3,5 grados para 2070, sobrepasando el límite de 1,5 grados establecido por el Acuerdo de París para evitar las consecuencias más catastróficas del cambio climático.
A pesar de las intensas olas de calor, el meteorólogo Freddy Ruiz del Centro Meteorológico Provincial de Sancti Spíritus, señaló que en las actuales condiciones geográficas de Cuba no se puede hablar de olas de calor persistentes. Según Ruiz, aunque las temperaturas diurnas son muy altas, el fenómeno del terral refresca el ambiente durante la noche, impidiendo que se mantenga una masa de aire caliente estable.
Este sofocante calor ha coincidido con una severa crisis energética en la isla, caracterizada por apagones frecuentes y prolongados debido a fallos y mantenimientos en las antiguas plantas generadoras, así como a la escasez de combustible. Aunque recientemente se han evitado los picos extremos de apagones de hasta 20 horas sin electricidad, la situación sigue siendo crítica, afectando gravemente la calidad de vida de los cubanos.
La combinación de calor extremo y apagones continuos ha convertido la vida en Cuba en un desafío constante, donde la falta de electricidad agrava el impacto de las altas temperaturas, dejando a la población en una situación de vulnerabilidad extrema.
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