Adrián Pupo Ojeda, un médico cubano que emprendió un arriesgado viaje a través de México para llegar a Estados Unidos, fue liberado tras haber sido secuestrado en Tapachula, cerca de la frontera sur mexicana. La noticia de su liberación fue confirmada por su amiga Dariannis Méndez, quien había liderado una campaña para reunir fondos destinados a su rescate.
Méndez utilizó sus redes sociales para agradecer el apoyo de la comunidad hispana y los donantes que hicieron posible la liberación de Pupo. Según explicó, cada contribución fue fundamental para negociar con los secuestradores y asegurar un lugar seguro para el médico mientras continúa su camino hacia Estados Unidos.
Pupo fue capturado por un grupo criminal mientras recorría México acompañado de un traficante de personas que le facilitaba su paso hacia el norte. Los secuestradores usaron su propio teléfono para exigir un rescate de 10.000 dólares a su familia en Cuba, quienes lograron reunir aproximadamente 5.000 dólares con gran esfuerzo. A pesar de enviar el dinero, los captores negaron haberlo recibido y mantuvieron su demanda de pago.
Durante el cautiverio, Pupo logró enviar un mensaje a sus familiares a través de una tercera persona, asegurándoles que estaba vivo, aunque había perdido todas sus pertenencias. La incertidumbre y la presión económica fueron enormes, pero finalmente, gracias al esfuerzo colectivo, Pupo fue liberado el pasado fin de semana.
El caso de Pupo pone de relieve la situación de vulnerabilidad que enfrentan los migrantes en México, donde los secuestros de personas en tránsito se han convertido en una crisis humanitaria. Las organizaciones criminales encuentran en estos migrantes un blanco fácil para la extorsión, exponiéndolos a amenazas que complican su ya difícil camino hacia Estados Unidos.
Los antecedentes de secuestros de migrantes en México reflejan una realidad alarmante. En incidentes recientes, grupos de migrantes venezolanos y cubanos han sido privados de su libertad por bandas armadas, destacando la peligrosidad de este tipo de travesías.
Aunque su liberación trajo alivio a sus seres queridos, la situación evidencia la falta de seguridad en las rutas migratorias mexicanas y la persistente amenaza del crimen organizado que afecta a quienes buscan un futuro más próspero.
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