En medio de una profunda crisis económica, el gobierno cubano continúa mostrando su incapacidad para garantizar una producción sostenible de alimentos que cubra las necesidades básicas de la población. A pesar de contar con tierras fértiles y un capital humano calificado, Cuba se ve obligada a importar productos esenciales, sin los recursos financieros suficientes para hacerlo de manera eficiente.
La Ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, anunció recientemente que se disponen de algunos productos para completar las entregas atrasadas de la canasta familiar normada hasta agosto. Sin embargo, esta medida refleja más la desesperación que una solución estructural al problema de escasez de alimentos que afecta a todo el país.
El arroz, uno de los alimentos básicos en la dieta cubana, ha experimentado retrasos significativos en su distribución. Según Díaz Velázquez, 12 provincias lograrán completar la entrega de arroz atrasado durante esta semana, mientras que Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo intentan ponerse al día con entregas insuficientes. Esto pone de manifiesto la dependencia crítica del país de las importaciones para suplir alimentos básicos, a pesar de tener el potencial para producir internamente.
La situación no es mejor con otros productos esenciales como la sal y el chícharo. La ministra informó que un barco con 2,800 toneladas de sal ha llegado al puerto de La Habana para abastecer el occidente del país, mientras que las regiones central y oriental dependerán de un complejo y costoso proceso de transporte desde las salinas nacionales. La entrega de chícharo, otro componente vital de la dieta, también se encuentra en un estado de atraso crítico, con esfuerzos desesperados para distribuir los inventarios disponibles en el país.
El azúcar, un producto que históricamente ha sido una exportación clave para Cuba, ahora se enfrenta a la necesidad de importación para cumplir con la demanda interna. La ministra admitió que, debido a la falta de inventarios, se han tenido que autorizar importaciones para los próximos meses, una medida que subraya la severa caída en la producción nacional.
La leche, un alimento vital para los niños, también enfrenta problemas de suministro. A pesar de haber distribuido la primera decena de septiembre para los niños de cero a un año, la continuidad del suministro depende de futuras entregas de la industria y de nuevas importaciones, cuyo éxito está en duda debido a las dificultades financieras.
Esta situación evidencia la profunda crisis que enfrenta Cuba, un país que, a pesar de sus recursos naturales y humanos, no puede producir lo necesario para alimentar a su población. La dependencia de las importaciones en un contexto de escasez de divisas es una prueba más del fracaso del gobierno en garantizar la seguridad alimentaria, dejando al pueblo en una situación cada vez más precaria.