La inseguridad en Cuba sigue en aumento, reflejándose en actos de violencia que afectan la vida cotidiana. El reciente apedreamiento del tren número 17 en la ruta Habana-Bayamo, cerca de la estación de Jobabo en Las Tunas, es un claro ejemplo de este preocupante fenómeno. Ocurrió alrededor de las 10:35 a.m. cuando el tren fue atacado con piedras que dañaron los cristales de los asientos 1 y 2 del coche número 2. Afortunadamente, no hubo heridos, pero el incidente pone de relieve los crecientes riesgos que enfrentan los ciudadanos y los servicios públicos.
El ataque se llevó a cabo presuntamente por menores que se encontraban en las cercanías de la vía férrea al paso del tren. Las autoridades, incluyendo la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), fueron notificadas inmediatamente, y la investigación está en curso para identificar a los responsables. Sin embargo, este tipo de actos vandálicos reflejan un preocupante patrón en la isla, donde los casos de robos con violencia, daños a la propiedad pública y agresiones han aumentado en los últimos años.
El sistema ferroviario cubano, que ya enfrenta serias limitaciones debido a la falta de recursos, se ve cada vez más amenazado por estos actos de violencia. Los trenes, una pieza clave en el transporte de miles de personas entre provincias, han sido objeto de constantes deterioros. El tren afectado es uno de los 80 coches importados desde China en 2019, de un plan inicial de 240 que no pudo completarse debido a la crisis económica. Cada daño adicional a la infraestructura es un golpe a los servicios esenciales de transporte en la isla.
Este incidente no es un hecho aislado. En las últimas semanas, los robos y los actos de vandalismo han proliferado en diferentes puntos del país. Los ciudadanos expresan su preocupación por el aumento de la delincuencia, que ahora no solo afecta a propiedades privadas sino también a servicios públicos, generando un clima de inseguridad y desconfianza.
El apedreamiento del tren no solo daña la infraestructura ferroviaria, sino que pone en peligro la vida de los pasajeros y del personal a bordo. Aunque en esta ocasión no hubo heridos, el riesgo de que ocurran tragedias en el futuro es real si no se toman medidas urgentes para controlar la creciente ola de criminalidad en el país.
Los ciudadanos de Cuba se enfrentan a una compleja situación, en la que la escasez de recursos, el deterioro de los servicios públicos y la falta de seguridad se entrelazan, creando un ambiente de incertidumbre. Hechos como el ataque al tren Habana-Bayamo muestran una erosión de los valores y normas que solían regir la convivencia en la isla. Hoy, las acciones criminales no solo buscan ganancias materiales, sino que también evidencian un malestar social profundo.