Una cubana residente en España, Idisleidys Sosa, denunció en redes sociales una insólita situación tras enviar un paquete a su tío en Cuba. Según su testimonio, el envío contenía un teléfono celular y dos pares de espejuelos, pero al recibirlo, su familiar descubrió que en la caja donde debía estar el teléfono solo había tornillos y sobres de caldito de pollo, mientras que los espejuelos llegaron intactos.
Sosa expresó su indignación por lo sucedido, afirmando que había preparado con esmero el paquete para facilitar la comunicación de su tío y garantizarle un repuesto de gafas. La sustitución del celular por objetos sin valor ha generado preocupación sobre la seguridad de los envíos internacionales a Cuba, un problema recurrente que afecta a muchas familias que dependen de este servicio para recibir artículos de primera necesidad.
Este no es un hecho aislado. En los últimos años, han surgido numerosas denuncias sobre la desaparición de objetos de valor en paquetes enviados desde el extranjero. La falta de transparencia en el proceso de envío, junto con la debilidad de los mecanismos de control en la aduana y el sistema de correos, han convertido los robos y extravíos en una preocupación constante para los remitentes.
A pesar de los reclamos de los afectados, las autoridades cubanas han ofrecido pocas soluciones efectivas para garantizar la seguridad de los paquetes. La falta de un sistema confiable de seguimiento, sumado a la burocracia y la corrupción dentro de las entidades responsables, contribuyen a que los envíos sean vulnerables a manipulaciones y sustracciones.
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