A pesar de las continuas acusaciones del régimen cubano contra el embargo de Estados Unidos como principal causa de la crisis en la Isla, las exportaciones estadounidenses a Cuba no solo persisten, sino que crecieron en 2024. Según datos oficiales, las compras superaron los 400 millones de dólares en alimentos y productos básicos y alcanzaron más de 50 millones de dólares en vehículos, cifras superiores a las de años anteriores.
El Departamento de Agricultura de EEUU reportó que, hasta noviembre de 2024, el 90% de las compras correspondieron a pollo congelado, además de café, carne de cerdo, leche y huevos. Sorprendentemente, también se adquirieron productos más inusuales, como sangre humana y componentes para radares y motores de avión.
En cuanto a vehículos, Cuba gastó cerca de 49 millones de dólares en automóviles usados y más de 4 millones en vehículos nuevos, tras la autorización de estas transacciones en 2023.
Además de estas cifras, se suman las donaciones humanitarias estadounidenses, que en la última década han acumulado más de 153 millones de dólares, según el Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, una organización que promueve las relaciones comerciales entre ambos países.
Esta dinámica contradice la narrativa oficial del régimen cubano, que insiste en culpar al embargo por las privaciones en la Isla. De hecho, el Consejo ha señalado que el uso de términos como "prohibido" para describir las relaciones comerciales entre ambos países es engañoso, dado que todas las exportaciones estadounidenses están reguladas y permitidas bajo la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales y Mejora de Exportaciones (TSREEA) de 2000.
Aunque el comercio entre ambas naciones es limitado, los datos evidencian que Cuba aprovecha estas excepciones mientras continúa responsabilizando a Estados Unidos de su crisis interna.
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