El 7 de agosto de 2020, el opositor cubano Yosvany Aróstegui Armenteros, conocido como "El cochero", falleció en Camagüey después de una huelga de hambre en prisión que duró más de 40 días.

Tres años después de su trágica muerte, la situación de los derechos humanos en Cuba sigue siendo alarmante, ya que al menos 828 personas están detenidas por motivos políticos en la isla, según registros documentados. "En 2023, varios de estos detenidos han recurrido a prolongadas huelgas de hambre como una forma desesperada de protesta contra las condiciones carcelarias abusivas y un sistema judicial que carece de garantías", destaca el grupo Justicia 11J.

Yosvany Aróstegui Armenteros, afiliado a la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) y vinculado a otras organizaciones disidentes, fue acosado repetidamente por agentes y partidarios del régimen debido a su activismo. Conocido por distribuir octavillas de la Unpacu desde su carromato tirado por un caballo, Aróstegui enfrentó detenciones previas por su participación en acciones de protesta.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) informó que Aróstegui fue detenido en enero de 2015 y encarcelado bajo acusaciones de "atentado". Durante su detención, sufrió maltratos y condiciones inhumanas, incluyendo aislamiento en una celda de castigo a pesar de su diagnóstico de esquizofrenia y diabetes.

El activista fue incluido en una lista de presos políticos revelada tras la visita del expresidente estadounidense Barack Obama a Cuba en 2016. Aunque el régimen cubano inicialmente negó la existencia de prisioneros políticos, Aróstegui se convirtió en un triste ejemplo de esta realidad.

En 2019, fue nuevamente detenido y enfrentó cargos por supuestos delitos comunes, aunque su familia afirmó su inocencia. Lamentablemente, Aróstegui murió tras ser condenado a 15 años de prisión y llevar a cabo huelgas de hambre intermitentes durante su detención.

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