La madrugada del 9 de diciembre marcó un antes y un después para una familia del municipio de Cacocum, en Holguín. En cuestión de minutos, todo lo que habían construido durante años quedó reducido a cenizas por un incendio provocado que, según denuncian, pudo evitarse si las autoridades hubiesen actuado con mayor responsabilidad.

El fuego consumió la vivienda ubicada en Altagracia, Maceo, dejando a sus propietarios únicamente con la ropa que llevaban puesta. La escena fue devastadora para vecinos y allegados, quienes aún intentan comprender cómo un acto tan destructivo quedó sin respuesta inmediata por parte de la Policía.

Bárbara Álvarez Rondón, hermana del afectado, confirmó que en el lugar se hallaron indicios suficientes que señalan a un sospechoso. Sin embargo, esta evidencia no ha sido motivo para que los oficiales de las unidades de Maceo o Cacocum movilicen una investigación formal o detengan al presunto responsable.

La falta de acción ha generado un profundo malestar en la comunidad, que percibe una indiferencia institucional ante un hecho que claramente requiere una respuesta rápida y contundente.

La familia damnificada enfrenta ahora una realidad marcada por la pérdida absoluta. Cada mueble, cada documento, cada prenda y recuerdo se convirtió en humo frente a la mirada impotente de quienes intentaron contener las llamas sin los recursos necesarios. La angustia se mezcla con la frustración al ver que, además de perder su hogar, deben cargar con el peso de una justicia que no se mueve y de autoridades que parecen mirar hacia otro lado.

Ante este escenario, Bárbara ha hecho un llamado a la solidaridad y al apoyo ciudadano. Su petición se ha vuelto un clamor colectivo que exige atención para una familia que lo ha perdido todo y que reclama una mínima garantía de protección y justicia. La comunidad ha comenzado a difundir el caso, convencida de que la presión pública podría ser la única vía para que las autoridades actúen.

Este incidente vuelve a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de los ciudadanos ante la falta de respuestas institucionales y la necesidad urgente de mecanismos que realmente protejan a las víctimas. La familia de Cacocum necesita ayuda, acompañamiento y una acción concreta que impida que este hecho quede impune.

Fuente: La Tijera

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