El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a expresar su interés en retomar el diálogo con Corea del Norte, durante una reunión celebrada en Washington con el presidente surcoreano, Lee Jae-myung. Ambos coincidieron en que la situación en la península coreana requiere de una nueva estrategia que devuelva la estabilidad a la región.

“Me gustaría reunirme con Kim Jong-un, nuestras cumbres pasadas fueron positivas”, afirmó Trump desde el Despacho Oval, recordando los encuentros que sostuvo con el líder norcoreano entre 2018 y 2019. A su juicio, todavía existe margen para “hacer algo” que favorezca las relaciones entre el Norte y el Sur, y no descartó la posibilidad de mediar en una futura cumbre entre ambos países.

El interés de Trump se produce tras años de estancamiento. Desde que en 2019 Pionyang se retiró del proceso de desnuclearización, Corea del Norte ha endurecido su postura, rechazado cualquier propuesta de unificación pacífica e incrementado sus pruebas armamentísticas.

Lee, por su parte, calificó como “una señal de apertura” las recientes declaraciones de Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano, quien sugirió que el vínculo personal entre Kim y Trump “no es malo”. El mandatario surcoreano aseguró que aspira a que Washington impulse de nuevo las conversaciones multilaterales y se mostró confiado en que el presidente republicano pueda marcar el inicio de “una nueva era de paz en la península de Corea”.

El presidente surcoreano también comparó el periodo de Trump en la Casa Blanca con la administración de Joe Biden. Según Lee, durante el primer mandato del magnate neoyorquino la situación en la península fue “más estable”, mientras que en los últimos años Corea del Norte ha avanzado significativamente en su arsenal militar. Trump respaldó esa afirmación con contundencia: “Eso no habría pasado si yo fuera presidente”.

Más allá de la agenda de seguridad, Trump y Lee abordaron la posibilidad de reforzar la cooperación económica en sectores estratégicos. En particular, discutieron sobre el papel de los astilleros surcoreanos —líderes mundiales en construcción naval— para apoyar a la Marina estadounidense, que enfrenta el desafío de competir con la flota de China, hoy la más grande del planeta.

Trump aseguró que su gobierno consideraría contratar a empresas surcoreanas para fabricar barcos militares, pero insistió en que parte de esa producción debería realizarse en territorio estadounidense, generando empleo local. “Queremos que se construyan aquí, con nuestra gente, y así recuperar nuestra industria naval”, dijo.

Lee tiene previsto visitar en los próximos días un astillero de Filadelfia adquirido recientemente por la compañía surcoreana Hanwha, con el objetivo de impulsar encargos de construcción para la armada norteamericana.

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