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La represión contra la palabra cívica: Ulises Toirac reflexiona sobre intelectual Jorge Fernández Era

Redacción de CubitaNOW ~ martes 19 de agosto de 2025

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Jorge Fernández Era ha convertido un gesto sencillo en un símbolo de dignidad. Cada día 18, sin levantar consignas, sin armar alborotos, decide salir de su casa y caminar hasta el Parque Central para sentarse en silencio junto al monumento a José Martí. Allí, en esa quietud que molesta tanto a quienes no toleran la discrepancia, cumple un acto cívico que solo se entiende desde la profundidad de la conciencia individual.

Así opina el humorista Ulises Toirac, amigo personal de Fernández Era: “lo que hace es declarar en las redes por qué lo hace y luego, sin armar barullo, va allí y se sienta a la vera del monumento a José Martí”. ¡Esa sencillez es la que lo hace grande!

Pero hace tiempo que no se le permite llegar. “Hace varios 18 no lo dejan llegar. Antes, incluso de solo salir de la casa, le meten preso... y lo golpean de paso”, advierte Toirac.

No se trata de un rumor ni de un cuento exagerado. El propio Fernández Era ha contado cómo fue detenido y golpeado por un oficial de la policía que, en un gesto casi surrealista, cuando se dio cuenta de la magnitud de su error, terminó pidiéndole al escritor que lo golpeara a él.

Esa confesión, transmitida en confianza y compartida en voz baja, desnuda la contradicción de un sistema que castiga a quien se sienta en silencio y expone, al mismo tiempo, las miserias de quienes se escudan en “principios” para violentar.

“Desde el punto de vista técnico (no soy graduado en derecho, pero sospecho... pa que sirva de letra de reguetón) no solo no infringe la Constitución de la República (que protege la libre expresión y pensamiento) sino que es difícil sonarle por el cocote alguna de las numerosas leyes que destrozan ‘la ley principal de la República’ y han sido promulgadas a contrapelo de lo que sentencia”, reflexiona Toirac.

¡Y tiene razón! No hay violación en sentarse en silencio, no hay delito en caminar en paz. La acción represiva contra Fernández Era se convierte, en sí misma, en prueba pública de una represión contra derechos elementales.

Cada intento de impedir su gesto, cada arresto y cada golpe, confirma la intolerancia frente a la diferencia y la incapacidad de lidiar con la opinión cívica y honesta. “Cualquier acción que hagan en contra de su propósito y objetivo, es una declaración pública (e impúdica) de represión del derecho ciudadano”, insiste Toirac, con esa mezcla de ironía y lucidez que le caracteriza.

En este punto, la figura de Fernández Era trasciende el acto en sí. No es solo un escritor, no es solo un hombre que decide caminar en silencio cada 18. Su persistencia ha dejado “muy mal parados” a quienes, desde el poder, insisten en proyectar hacia dentro y hacia fuera de Cuba una imagen de justicia social que se derrumba frente a realidades como esta.

Su nombre y su gesto resuenan incluso en escenarios internacionales, como la ONU, donde cada testimonio de represión pesa contra el discurso oficial.

“Sugerencia: cambien la aproximación al fenómeno... rápido que están perdiendo... con cero pa ustedes en el marcador. Menos cuatro, vaya”, concluye Ulises Toirac, con esa ironía cortante que en realidad enuncia un diagnóstico: la represión no logra silenciar el símbolo, y cada golpe contra Fernández Era se transforma en una derrota para quienes lo agreden.


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