La propagandista española Ana Hurtado, conocida defensora del régimen cubano, ha revelado recientemente su matrimonio en Cuba con un miembro de la élite militar del castrismo. Aunque la noticia se hizo pública el 8 de abril a través de sus redes sociales, las imágenes del enlace habían comenzado a circular desde abril del pasado año.

Hurtado compartió una foto vestida de blanco junto a su esposo, sin revelar ni la fecha exacta de la boda ni la identidad del contrayente, acompañando el post con un fragmento de la canción “Me dicen Cuba” de Alexander Abreu.

Según el portal Cubanos por el Mundo, el misterioso esposo sería Senén Casas hijo, teniente coronel del Ministerio del Interior y descendiente del general Senén Casas Regueiro, histórico colaborador de Raúl Castro y figura clave de las FAR. El hijo, al parecer, mantiene vínculos estrechos con Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl y figura poderosa dentro del aparato de inteligencia cubano.

La boda, aunque no anunciada formalmente en su momento, habría sido legalizada en el Consulado español en 2024, según algunas fuentes. El evento ha sido interpretado por analistas como una muestra más de la integración de Hurtado en los círculos del poder castrista.

Desde su llegada a Cuba en 2022, donde vive prácticamente como asilada política para evadir una condena en España por difamación contra el médico Lucio Enríquez Nodarse, Ana Hurtado se ha posicionado como una férrea defensora del régimen, participando activamente en la propaganda oficialista.

El matrimonio con Senén Casas hijo refuerza esta posición. Se trataría de una figura privilegiada dentro del régimen, criado en la cúpula revolucionaria y con acceso a los entresijos del poder político y militar. La propia Hurtado, en tono heroico, afirmó que la Revolución le había dado el mejor regalo de su vida.

Este enlace representa más que un simple matrimonio: es la unión simbólica de una vocera extranjera con la aristocracia castrista, en un país donde los privilegios se heredan y la ideología se premia con acceso a poder, lujos y seguridad.

Ana Hurtado no solo ha encontrado amor en Cuba, sino también un lugar en el corazón del aparato propagandístico de un régimen que aún sobrevive entre decadencia, control y herencias dinásticas.

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