En el municipio Cerro, de La Habana, al menos 11 personas fueron detenidas por ser encontrados marcándole a varias ciudadanos delante de una tienda del territorio.

“Los compañeros que fueron se dirigieron a mí, me propusieron que querían unos números y yo se los di. Ellos me pagaron 12 pesos… Está todo probadito, yo no tengo nada más que decir”, dijo una cubana.

Otro de los atrapados aclaró que hizo cola de madrugada frente a la tienda Trimagen y luego cobró y se fue porque ya tenía una multa por el uso incorrecto del nasobuco.

La información de la prensa estatal llama oportunistas a las personas implicadas pero no abunda en las razones de estos ciudadanos para arriesgarse a esto a pesar de conocer las estrictas sanciones contra quienes son capturados.

De los once ciudadanos a dos se le levantó denuncia por actividad económica ilícita, uno de ellos recibió denuncia por resistencia y a ocho de ellos, se le impuso multas de 2.000 pesos.

 El gobierno de la isla ha desatado toda una campaña represiva contra los ciudadanos que se dedican a acaparar y revender productos, culpándoles de la escasez agravada en la mayor de las Antillas, con el objetivo de esconder su verdadera ineficiencia para mantener una oferta estable acorde a la demanda nacional.

En la primera semana de represión contra coleros más de 949 cubanos fueron llevados ante la justicia, según datos expuestos el Portal ciudadano correspondiente al gobierno de La Habana.

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