El periodista independiente Alberto Méndez Castelló acusó a uno de los cubanos que fue secuestrado en Bielorrusia de trabajar para la Seguridad del Estados.

"Mario pasó de chivato en Cuba a inmigrante desamparado en Moscú", aseguró Méndez Castelló en un texto publicado en el medio independiente Cubanet, para el que colabora desde hace años.

Según explica, Mario Alberto Céspedes Pérez, residía en la calle Alejo Tomás, esquina a Juan Gualberto Gómez, en Puerto Padre. Trabajó para el Centro Municipal de Higiene y Epidemiología y "formó parte de las decenas de personas captadas por la Seguridad del Estado para vigilar y acosar a opositores, activistas de derechos humanos y periodistas independientes".

"Su labor era de chequeo cuasi público, de seguimiento, para mostrar a las fuerzas represivas que tenían absoluta observación sobre los opositores. En mi caso, Mario Alberto Céspedes Pérez, como tantos otros colaboradores que tengo bien identificados, pasó días y noches durante meses apostado frente a mi casa o en sus cercanías, vigilando todos mis movimientos y los de mi familia; no sólo a mi hijo Albertico, que sí me auxiliaba en mi trabajo, sino que llegaron a seguir también a mi madre, una anciana octogenaria, enferma", agregó.

El caso de Céspedes acaparó titulares en medios de prensa independiente luego de que este publicara en Facebook que su vida, y la de un amigo, corrían peligro en Bielorrusia.

Él y Michael Méndez Vega salieron de Cuba rumbo a Moscú el pasado 13 de octubre y el 11 de enero emprendieron viaje para intentar cruzar las fronteras y llegar a Europa.

Estuvieron unos seis días vagando por los bosques helados de Bielorrusia mientras trataban de llegar a Polonia.

En ese país, dijeron, fueron violentados por los guardias, se quedaron sin comida y casi mueren de hambre y frío.

En el trayecto lograron hacer una publicación en Facebook contando todo lo que estaban viviendo. la intención era que supieran su ubicación por si morían.

Aunque varias fuentes confirmaron que habían sido rescatados y trasladadaos a Rusia, ellos aseguran que no fue así.

“En las redes vi publicaciones que decían que nos habían rescatado, pero realmente no hubo un rescate como tal, ni asistencia médica. Al contrario, los bielorrusos nos trataron como bestias y nos obligaron a caminar a una velocidad que no podíamos porque no nos daban las fuerzas”. 

Están en Moscú desde el pasado 20 de enero.

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