Un vuelo de Delta Air Lines que cubría la ruta Orlando-Austin vivió instantes de intenso pánico cuando una sección del ala izquierda del avión se desprendió parcialmente, justo antes de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Austin-Bergstrom.

La aeronave, un Boeing 737 con 62 pasajeros y seis tripulantes a bordo, logró aterrizar de manera segura, pero el episodio dejó a los viajeros en estado de shock y reavivó la preocupación por la seguridad de los modelos Boeing 737.

Según los testimonios recopilados, el vuelo ya había experimentado turbulencias considerables durante el trayecto, lo que generó inquietud entre los pasajeros. La alarma se intensificó cuando una pasajera, Shanila Arif, observó que un componente del ala colgaba peligrosamente.

"Una señora delante de mí abrió la persiana y dijo que algo estaba roto. Cuando miré por la ventana, vi que una pieza colgaba y sentí mucho miedo", relató Arif en entrevista para CNN.

Las imágenes que capturó con su teléfono muestran cómo el flap, la superficie móvil del ala que regula la sustentación durante despegues y aterrizajes, estaba parcialmente desprendido, lo que pudo haber ocasionado un accidente de no mediar la pericia de la tripulación.

Delta Air Lines informó que la aeronave fue retirada inmediatamente de servicio para someterla a inspecciones y reparaciones exhaustivas. En un comunicado, la aerolínea expresó: "Nada es más importante que la seguridad de nuestra gente y nuestros clientes. Pedimos disculpas por esta experiencia y cooperaremos plenamente con la investigación de la FAA".

La Administración Federal de Aviación (FAA) inició una investigación para determinar las causas del desprendimiento y revisar el historial de mantenimiento del avión, dentro de un contexto de mayor control sobre los modelos Boeing tras fallos en componentes estructurales reportados en meses recientes.

Este incidente no es aislado. En marzo de 2025, un Boeing 737-800 de Delta sufrió una falla en un motor tras despegar de Salt Lake City, y en enero otro Boeing 757 perdió una rueda del tren de aterrizaje en Atlanta, aunque sin víctimas.

Además, Boeing ha enfrentado problemas similares: en mayo de 2024 un Boeing 737-900 de United Airlines presentó un fallo en un flap, y en julio de ese año la FAA ordenó revisar más de 2,600 aeronaves por defectos en válvulas de oxígeno.

Aunque el vuelo DL 1893 aterrizó sin contratiempos, los pasajeros compartieron su temor y desconfianza en redes sociales, donde las imágenes de Arif se viralizaron rápidamente.

Este episodio reabre el debate sobre la seguridad aérea, la responsabilidad de las aerolíneas y fabricantes, y la necesidad de medidas más estrictas para mantener la confianza de los viajeros en un contexto de incidentes recurrentes con aviones Boeing.

Fuente: Reuters

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