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Vuelve a exhibir su valentía la profesora Alina Bárbara López Hernández

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 12 de julio de 2025

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Una nueva muestra de coraje demuestra la profesora Alina Bárbara López Hernández al poner en la reja de su ventana un cartel exigiendo la libertad de los presos políticos en una muestra elocuente de firmeza y decencia.

La intelectual cubana desafía al régimen cubano desde la ciudad de Matanzas. Su nombre se ha vuelto sinónimo de resistencia pacífica y compromiso cívico.

Durante meses, y en especial los días 18 de cada mes, Alina ha salido a protestar de forma solitaria, sosteniendo carteles con mensajes claros y contundentes: pide la libertad de los presos políticos, exige democracia para Cuba y denuncia el autoritarismo con una serenidad que contrasta con la violencia institucional que ha enfrentado. Sus protestas, pequeñas en apariencia, se han transformado en un potente símbolo de lucha.

En un país donde el miedo ha sido convertido en método de control, que una mujer como Alina Bárbara decida ponerse de pie cada mes y reclamar justicia no es solo un acto de protesta, es un acto de redención para toda una nación.

La respuesta del régimen ha sido implacable. Desde campañas de descrédito hasta la expulsión de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), el poder ha intentado silenciarla por todos los medios. Su condición de profesora universitaria también fue retirada en represalia a su activismo cívico, dejando claro el costo personal de su disidencia.

Lejos de doblegarse, Alina ha seguido alzando su voz. Cada cartel, cada publicación en redes sociales, cada gesto público suyo es seguido por miles de personas que la admiran profundamente.

Los comentarios de apoyo que inundan las redes no son meros aplausos, sino muestras de una conciencia colectiva que despierta: “Profe usted es orgullo nacional”, “Cuánto respeto siento por usted”, “Benditos sus ovarios”, “La patria la contempla orgullosa”, son solo algunas de las frases que expresan el profundo impacto que su coraje ha provocado.

“Su expulsión no fue una derrota, fue la confirmación de su coherencia moral. Alina no cayó. Fue lanzada fuera por un sistema que no soporta la dignidad.” Y esa dignidad, encarnada en su figura, continúa inspirando a muchos dentro y fuera de la Isla. En medio de un clima de represión, su voz es una antorcha. Su persistencia, un recordatorio de que la lucha por la libertad no ha terminado.


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