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¡No se puede protestar en Cuba! Detenciones, traslados y silencios

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 15 de septiembre de 2025

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La escena se repite una y otra vez en Cuba: la gente se cansa, sale a las calles a manifestarse, a exigir justicia y cambios, mientras las autoridades envían policías para contener la protesta y los chivatos se encargan de denunciar a los que se hallaban en las protestas.

Los líderes del régimen fingen escuchar las quejas, hacen concesiones superficiales como restablecer la electricidad o prometer mejoras, y poco a poco la multitud se dispersa. Pero la calma es solo una ilusión pasajera.

Cuando los manifestantes regresan a sus casas y la opinión pública ya no está atenta, comienza el verdadero castigo: detenciones arbitrarias, traslado de los presos de un municipio a otro con la intención clara de romper cualquier solidaridad o resistencia colectiva. Así empieza un tortuoso proceso que termina en prisión política, un mecanismo sistemático para silenciar la disidencia.

José Raúl Gallego y José Luis Tan describen este ciclo con crudeza, reflejando la realidad que viven quienes se atreven a alzar la voz en Cuba. Tan apunta que “solo hay una manera de romper ese ciclo: la protesta sostenida y generalizada hasta que sean ellos los que tengan que irse.” Esta es la única salida, aunque extremadamente difícil, en un contexto donde la represión y el miedo son armas constantes del régimen. La protesta debe mantenerse, no solo por un día ni por unas horas, sino como un clamor continuo que no permita que el sistema recupere el control total.

En lugares como Gibara, Holguín, las detenciones no solo son arbitrarias sino violentas. La policía va casa por casa buscando a los manifestantes para llevarlos presos y desarticular cualquier intento de resistencia. Sin embargo, la solidaridad del pueblo ha mostrado destellos de esperanza.

En ocasiones anteriores, la presión pública y la resistencia colectiva lograron la liberación de algunos detenidos, demostrando que el régimen teme a la fuerza del pueblo unido.

La reflexión de Miryorly García es también fundamental: aunque el régimen intente desmoralizar con traslados y represalias, la dignidad y la valentía del pueblo cubano no deben quebrarse. No se trata solo de protestar, sino de entender que la libertad tiene un costo y que el camino es largo y arduo.

El ciclo de protesta, represión, dispersión y detención política es una realidad amarga, pero no invencible. La única forma de romperlo es manteniendo la unidad y la resistencia firme. Que no sean ellos quienes dominen, sino el pueblo quien exija y conquiste su derecho a decidir y vivir en libertad. Esa es la lucha verdadera, la batalla que Cuba debe librar hasta el final.


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