El joven cubano Giuseppe Belaunzaran Guada, nieto del teniente coronel de la Seguridad del Estado Carlos Javier Guada, reclama libertad para un grupo de manifestantes del 11 de julio encarcelados por la dictadura.

Belaunzaran Guada grabó un video y explicó que no ha pisado una prisión cubana a pesar de que ha sido condenado por la dictadura por el delito de “sedición y hurto”, de ahí que Belaunzaran Guada reclama el mismo trato para los adolescentes Rowland Castillo, Brandon Becerra, Kendry Miranda Cárdenas y Lázaro Urgelles Fajardo.

A Giuseppe lo juzgaron junto a los manifestantes de la esquina de Toyo en Diez de Octubre y tiene una condena de 8 años de cárcel, sin embargo, continúa en libertad por la posición política de su abuelo.

"Yo por tener a mi abuelo Coronel, agente de la Seguridad del Estado, Carlos Javier Guada, tuve los beneficios de estar en la calle estos casi 10 meses. No estoy de acuerdo, sufro por mis amigos", dijo en el video.

"Nunca pisé la prisión", agregó. "En cambio mis amigos solo tienen sedición y todos están presos y con largar condenas", manifestó.

Según su relato, a él le pidieron 10 años "pero gracias a mi abuelo tuve el beneficio que no pudieron tener ellos. O me encierran o los sueltan. No es justo. Libertad y justicia a mis amigos", refirió el joven que denunció el sufrimiento de las madres de sus amigos.

En marzo, Yanaisy Curbelo, madre del preso político Brandon David Becerra Curbelo, uno de los defendidos por Belaunzaran Guada, fue detenida y denunció que un policía usurpó su identidad.

Curbelo dijo a Radio Martí que durante el arresto los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria accedieron a su teléfono celular y se hicieron pasar por ella, al tiempo que establecieron conversaciones con algunos de sus contactos.

De igual modo, la cubana aseguró que la detuvieron al salir de una tienda donde compró seis refrescos, “ni diez, ni quince pomos”, señaló, para llevarle al menor en su próxima visita a la Prisión Jóvenes de Occidente.

“Como no guardé el comprobante, no lo guardé, lo boté […] pues nada, de rutina, me llevaron para la unidad, que, si ‘lo había comprado a sobreprecio’, pues, nada, les expliqué que lo compré en la tienda. Nada, la rutina de ellos”, relató Curbelo.

“Ya estoy en la casa, estoy bien. Ahora yo estoy mirando aquí el teléfono, Messenger, ¡y hablaron con la gente!, como si fuera yo, preguntándoles, o sea, a ver qué podían sacarle. Menos mal que, es lógico, se dieron cuenta de que no era yo”, reveló.

“Hablaron con la mitad del Messenger que tengo aquí, parece que revisaron todo el teléfono”, finalizó.

Su caso se une a las denuncias sobre el acoso que sufren los familiares de los manifestantes. Recientemente, Yudinela Castro, madre del menor Rowland Castillo Castro, estuvo detenida en Villa Marista, sede de la policía política del régimen, por más de 15 días y está bajo amenaza de ser condenada con “30 o 40 años de prisión”.

También se registran las denuncias del permanente asedio a la familia del joven Andy García Lorenzo, manifestante de la ciudad de Santa Clara, quienes han estado bajo constante asedio de la Seguridad del Estado.

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