Mike Hammer rinde homenaje a Oswaldo Payá y Harold Cepero en el Cementerio de Colón
Redacción de CubitaNOW ~ martes 22 de julio de 2025

En un gesto de alto simbolismo político y diplomático, el Jefe de la Misión de Estados Unidos en La Habana, Mike Hammer, visitó este 22 de julio el Cementerio de Colón para rendir homenaje a Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero, líderes del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) asesinados hace 13 años en circunstancias que siguen marcadas por la impunidad del régimen cubano.
Hammer depositó flores y expresó respeto por quienes “sacrificaron sus vidas por una Cuba mejor y en defensa de los derechos humanos”. Su presencia no solo honra la memoria de estos activistas, sino que envía un mensaje claro: Washington no olvida a las víctimas de la represión política en la Isla.
Oswaldo Payá fue un símbolo de la resistencia cívica. Fundador del MCL, encabezó el Proyecto Varela, una iniciativa que recogió más de 11.000 firmas para exigir al régimen un referendo sobre reformas democráticas. Su lucha se basaba en el respeto a los derechos humanos, el pluralismo político y la reconciliación nacional.
A su lado, Harold Cepero representaba el relevo generacional: joven, elocuente y comprometido. Su activismo se extendía a comunidades humildes, donde hablaba de dignidad, justicia y libertad.
Ambos compartían una convicción: que el cambio en Cuba debía ser pacífico, pero innegociable.
Ese día de 2012, Payá y Cepero viajaban hacia Bayamo junto al político español Ángel Carromero y el sueco Jens Aron Modig. El régimen alegó que el coche en el que viajaban se salió de la vía por exceso de velocidad. Pero Carromero lo desmintió rotundamente: dijo que fueron perseguidos y embestidos por un vehículo con matrícula estatal.
Tras el impacto, los cubanos fueron separados del grupo, trasladados por agentes y luego declarados muertos. Nunca se permitió una investigación independiente. Testigos fueron silenciados. El régimen cubano cerró el caso con la habitual combinación de amenazas, censura y propaganda.
Las familias de las víctimas, organizaciones internacionales y gobiernos democráticos han denunciado este crimen de Estado. Pero La Habana se ha negado sistemáticamente a abrir los archivos, a entregar los informes médicos completos o a permitir peritajes imparciales. En Cuba, la impunidad no es una falla del sistema: es su columna vertebral.
A 13 años del crimen, la memoria de Payá y Cepero no se ha apagado. Rosa María Payá, hija de Oswaldo, ha seguido su legado con determinación: denuncia al régimen en foros internacionales, lidera la plataforma Cuba Decide y recientemente fue elegida como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en un reconocimiento que trasciende lo simbólico.
La dictadura intentó disfrazar el asesinato de un “accidente”. Pero cada acto de memoria, como el homenaje de Mike Hammer, lo desmiente. “Cuando un régimen necesita matar para sostenerse, lo único que demuestra es su propia fragilidad”, escribió Rosa María Payá.
Mientras no haya justicia, la historia no cerrará esa herida. Y mientras Cuba siga silenciada, nombres como Payá y Cepero seguirán siendo faros de libertad.