Descarga gratis nuestra App

Los museos de Trinidad al borde del colapso

Redacción de CubitaNOW ~ martes 22 de abril de 2025

Article feature image

La postal perfecta de Trinidad, alguna vez conocida como la “Ciudad Museo del Caribe”, se va borrando poco a poco bajo el polvo del abandono. Los museos que alguna vez fueron orgullo patrimonial de esta ciudad espirituana hoy languidecen entre filtraciones, techos colapsados y salas cerradas por peligro de derrumbe. La situación no es un caso aislado: es el reflejo de una realidad nacional donde casi todo se deteriora y nada se construye —salvo aquello que prometa algún ingreso turístico inmediato.

Una de las joyas arquitectónicas más afectadas es el Museo Municipal de Historia, ubicado en el emblemático Palacio Cantero. Este edificio, del siglo XIX, sufre desde hace años filtraciones que amenazan con destruir pinturas murales únicas, obra del italiano Daniel Dall Aglio. A pesar de una intervención parcial en 2019, los problemas estructurales persisten y empeoran, obligando incluso a retirar objetos museables por riesgo de derrumbe.

Los trabajadores del museo hacen malabares para ocultar las grietas, pero el deterioro es evidente. Como reconoce la propia directora del centro, Enriqueta Ramírez Caro, se necesita una intervención urgente, especialmente antes de la temporada de lluvias. No obstante, el financiamiento brilla por su ausencia.

Según datos del gobierno local, de un presupuesto de más de 18 millones de pesos, solo tres millones están destinados a acciones constructivas. Y la mitad de ese monto irá, a duras penas, al Museo de Historia. Eso deja fuera de toda posibilidad inmediata de reparación a otros centros como el Museo Romántico, que presenta vigas en mal estado y un desplazamiento del piso, o la Casa de Cultura Julio Cueva Díaz, con tres años esperando por arreglos en su techo.

Incluso sitios emblemáticos como la torre de Manaca Iznaga presentan graves deficiencias: escalones deteriorados, pasamanos inseguros y una pintura superficial que costó un millón de pesos a una mipyme el año pasado. Sin embargo, ese gasto cosmético no resuelve los males estructurales que avanzan como termitas sobre el patrimonio.

Todo esto se da en un contexto absurdo: durante años, los museos de Trinidad no pudieron retener ni un centavo de lo recaudado por concepto de entradas. Aunque ahora se supone que están bajo control municipal, siguen sin generar ingresos propios que puedan destinarse al mantenimiento básico. No hay fondos para materiales de limpieza ni para uniformes. El mantenimiento lo realizan los propios trabajadores, muchas veces con recursos personales.

La paradoja es grotesca: una ciudad que vende historia y cultura como parte de su atractivo turístico más importante, no es capaz de preservar sus propios tesoros arquitectónicos. Se pinta para el turismo, pero no se invierte en lo que realmente define la identidad local.

Image

La esperanza, según las autoridades culturales, recae ahora en una propuesta para convertir la dirección municipal de Cultura en una unidad presupuestada con tratamiento especial, lo que permitiría la autogestión de algunos recursos. También se confía en la implementación de la Ley 155 sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural. Pero esas son promesas que, como tantas otras en Cuba, suelen tardar años o quedarse en el papel.

Image

Mientras tanto, Trinidad pierde. No solo mueren las estructuras físicas de sus museos, sino también la memoria que encierran. La desidia estatal se encarga de borrar lentamente siglos de historia, sin que parezca importar demasiado.

Porque si en Cuba todo se cae y nadie repara, en Trinidad también peligra lo que la hizo única: su alma patrimonial. ¿Qué quedará de la Ciudad Museo cuando sus museos sean solo ruinas?


Recomendado para ti

Tambien te puede interesar