Tras la explosión e incendio ocurridos en la subestación eléctrica de Güira de Melena, en la provincia de Artemisa, el régimen se ha apresurado a anunciar que ya llegó un nuevo transformador para sustituir al que quedó totalmente destruido. La noticia fue compartida por el medio oficialista Radio Artemisa, en su clásico intento de calmar los ánimos mientras el pueblo sigue a oscuras.

Según la Empresa Eléctrica Provincial, ya se está trabajando “a la mayor brevedad posible” para restablecer el servicio eléctrico en las zonas afectadas. Sin embargo, también confirmaron que los apagones programados continúan, como si no hubiera pasado nada. En resumen: arreglan un problema... pero el desastre mayor sigue igual o peor.

Esto no es más que otro parche sobre una herida abierta que lleva décadas supurando. La crisis energética en Cuba no es nueva, pero sí cada vez más grave. Mientras el Gobierno culpa al “bloqueo” externo, la realidad es que el verdadero sabotaje viene desde adentro: corrupción, abandono, tecnología obsoleta y una gestión que no da señales de vida.

¿Y el pueblo? El pueblo paga. Paga con oscuridad, con calor, con comida podrida, con hospitales sin electricidad, con estudiantes que no pueden estudiar y trabajadores que no pueden producir. La dictadura sigue apagando el país, mientras enciende su maquinaria propagandística para culpar a todos, menos a ellos mismos.

La explosión en Güira es solo otro recordatorio de lo mal que está todo. No es un hecho aislado: es el resultado inevitable de una estructura eléctrica colapsada, sostenida con alambres y mentiras.

Fuente: LaTijera

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