Uno de los cinco luchadores cubanos que abandonaron la delegación nacional en México, donde se desarrollaba el Campeonato Panamericano de Luchas de Acapulco 2022 el pasado mes de mayo, llegó a Estados Unidos.

Se trata del joven librista de 23 años Cristian Solenzal (65 kg), de Sancti Spíritus, quien habría arribado recientemente a Lexington, Nebraska, según declararon fuentes cercanas al medio deportivo Swing Completo.

De ese modo, Solenzal se convierte en el tercero de los luchadores cubanos que llega a suelo estadounidense tras la escapada, pero su decisión ha tenido repercusiones para su hermano gemelo, también integrante del Equipo Nacional de Lucha.

El hermano, Damián Solenzal (67 Kg), ahora sufre las represalias de las autoridades cubanas, indica el referido medio. Cristian rompió su vínculo con el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) en la última jornada de competencia y ni se presentó a su pelea. Se esperaba que aportara un cupo a los venideros Panamericanos 2023.

Damián no participó en el previo Campeonato y quedará limitado arbitrariamente de volver a viajar con el Equipo Cuba a eventos internacionales, señalaron fuentes. Al evento en México asistió un total de 18 atletas cubanos, de los cuales cinco se dieron a la fuga, incluyendo el campeón olímpico Ismael Borrero. Todos escaparon de la concentración en solo cuatro días de competencias.

Pese a las bajas, la selección cubana aseguró 14 puestos de clasificación para los próximos Juegos Panamericanos Santiago de Chile 2023, al obtener cuatro preseas doradas, igual número de plata y dos de bronce.

Luego de alrededor de 20 días cruzando la frontera, llegaron a EE.UU. dos pinareños, el grequista Leonardo Herrera (60 Kg), quien reemplazó en el certamen al campeón Luis Orta, y la luchadora Amanda Hernández (53 Kg).

En el caso de los hermanos Solenzal, han sido seleccionados entre los atletas más destacados del año por la provincia de Sancti Spíritus en sus especialidades, en múltiples ocasiones, por sus resultados nacionales e internacionales.

Pero la baja más sensible para el equipo nacional fue la del grecorromano Ismael Borrero, de cara a la próxima cita bajo los cinco aros. “La decisión de Borrero constituye una grave indisciplina dentro del sistema deportivo cubano y deja a un lado los objetivos de su equipo en esta lid y en el cuatrienio hacia los Juegos Olímpicos de París 2024”, indicaba un comunicado sobre la fuga del joven santiaguero.

Borrero, de 30 años, obtuvo el oro olímpico en la cita de Río de Janeiro de 2016. Compitió además en los campeonatos mundiales de 2013, 2014 y 2015, ganando una medalla de oro en 2015 en la categoría de 59 kg. Además, se impuso en tres campeonatos panamericanos consecutivos, 2012, 2013 y 2014.

La fuga de deportistas cubanos abarca múltiples disciplinas y nombres reconocidos. A inicios de marzo, Fernando Dayán Jorge, campeón olímpico de canotaje en los Juegos de Tokio 2020, abandonó también la delegación cubana que viajó a México para el cumplimiento de una base de preparación.

De acuerdo con cifras publicadas por el INDER, hasta el año pasado, un total de 862 atletas cubanos habían dejado las selecciones nacionales a lo largo de una década.

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