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“Las campanas que Cuba no puede silenciar” padre Alberto Reyes

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 20 de diciembre de 2025

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Conocido por una postura firme en defensa de los derechos humanos y la dignidad del pueblo cubano, convirtiéndose en un referente espiritual y social, el padre Alberto Reyes es hoy párroco en Esmeralda, Camagüey.

Se sección "He estado pensando..." refleja realidades que muchos no se atreven a decir. Hoy, el clérico le dedica ese espacio al "poder inmenso que puede tener un simple sonido.

"Crecí dentro de la Iglesia, literalmente desde la cuna, y una de las enseñanzas que escuché una y otra vez hasta fundirse con mi propia identidad fue aquella que afirma que la Iglesia es ´la voz de los que no tienen voz´. Esa misión no es un detalle secundario, sino una vocación que nace del propio Evangelio.

"El apóstol Pablo, en su carta a los Gálatas, nos recuerda que Cristo nos liberó para que vivamos en libertad, y que no podemos aceptar de nuevo ningún tipo de yugo que esclavice al ser humano. Esa convicción explica por qué la Iglesia, en cualquier contexto político o social, está llamada a ser conciencia crítica, guía espiritual y también un faro que denuncia todo aquello que aplasta la dignidad humana.

La Iglesia tiene muchos modos de expresarse. Uno de ellos, quizás el más antiguo y simbólico, es la campana que se alza en lo alto de las torres. Esa campana que invita a la misa, que anuncia con solemnidad una muerte, o que repica en los momentos decisivos de la vida de un pueblo para recordarle que no está solo. Por eso los regímenes autoritarios temen a las campanas: porque su sonido tiene sabor a libertad, porque su repique recuerda a la gente que hay una voz que no se rinde ante el miedo.

"Esa es la razón que explica la rapidez con que la Oficina de Asuntos Religiosos actuó contra el sacerdote mexicano José Ramírez, expulsado de inmediato tras atreverse a tocar las campanas de La Milagrosa en un gesto de apoyo al pueblo que pedía dignidad y una vida que le ha sido arrebatada. No es un hecho aislado. Hace apenas un tiempo también fue expulsado el padre David Pantaleón, superior de los Jesuitas en Cuba, cuya defensa de los presos políticos del 11J lo convirtió en otra presencia incómoda para el poder.

"¿Lograrán estos actos de presión silenciar a la Iglesia? No. Quizás atemoricen a algunos, frenen un poco a otros, pero la Iglesia no puede renunciar a su identidad. Y la Iglesia no es solo un edificio ni una jerarquía: somos todos. Por eso la voz seguirá surgiendo, aquí y allá, de mil formas diferentes. Será la de los obispos que han reclamado sin rodeos cambios estructurales, sociales, económicos y políticos, porque “las cosas no están bien y no podemos seguir así”.

"Será la de los sacerdotes y religiosas, cubanos y extranjeros, que continúan hablando en nombre de quienes no pueden hacerlo. Será la de los laicos comprometidos, como lo fue Oswaldo Payá, como lo es hoy Dagoberto Valdés, y como lo son muchos otros que no buscan protagonismo, sino justicia.

"O será, simplemente, otra campana. La próxima, o la siguiente. Porque las de La Milagrosa no serán las últimas en sonar. Y mientras sigan sonando, seguirá viva la voz de la Iglesia, esa que nunca podrá dejar de ser la voz de los que no tienen voz".

Del perfil del padre Alberto Reyes



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