La malanga, de alimento esencial a lujo cotidiano en los mercados de La Habana
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 28 de diciembre de 2025
En buena parte de los mercados habaneros, la libra de malanga se cotiza hoy alrededor de 160 pesos cubanos, una cifra que vuelve a poner en primer plano el deterioro del acceso a los alimentos básicos en la Isla. No se trata de un producto exclusivo ni importado, sino de una de las viandas más tradicionales y necesarias de la dieta cubana, especialmente para bebés, ancianos y personas con padecimientos digestivos.
Durante décadas, la malanga fue considerada una comida “segura”. Médicos la recomendaban con frecuencia, formaba parte de dietas hospitalarias y era uno de los primeros alimentos sólidos que consumían los niños. Hoy, sin embargo, su precio la convierte en un producto cada vez más inaccesible para amplios sectores de la población.
Con un salario mínimo que apenas rebasa los 2.000 pesos mensuales y un salario medio que ronda los 6.000, pagar 160 pesos por una sola libra representa un golpe considerable al presupuesto familiar. Una compra modesta para varios días puede absorber una parte importante del ingreso mensual, algo insostenible para muchos hogares.
La situación se agrava en familias que cuidan a personas enfermas, adultos mayores o bebés, para quienes la malanga no resulta fácilmente sustituible. En casos de dietas médicas o alimentación infantil, pocas viandas ofrecen la misma combinación de suavidad digestiva y valor nutricional.
Tradicionalmente, este tubérculo estaba garantizado en hospitales y círculos infantiles. Hoy, la escasez y la baja producción agrícola han desplazado casi por completo su venta hacia mercados agropecuarios y puntos privados, donde los precios fluctúan sin un control efectivo. El ñame suele aparecer como alternativa, aunque tampoco es barato ni constante, y viandas como la yuca o el boniato no cumplen la misma función para determinados pacientes.
El encarecimiento de la malanga responde a múltiples factores: caída productiva, altos costos de transporte asociados a la falta de combustible, desestímulo a los campesinos y una cadena de intermediación cada vez más extensa. El resultado es un alimento básico convertido en artículo ocasional, condicionado al poder adquisitivo de cada familia.
Que la malanga alcance los 160 pesos la libra no es solo un dato de mercado: es un síntoma de la crisis alimentaria. Revela hasta qué punto incluso los alimentos históricamente reservados para los más vulnerables han dejado de estar al alcance cotidiano. En la Cuba actual, alimentar adecuadamente a un bebé o cumplir una dieta médica ya no depende del conocimiento, sino —cada vez más— del dinero disponible.