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TV oficial admite fracaso y reconoce que Cuba no puede salvar su agricultura

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 27 de diciembre de 2025

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En un giro poco habitual dentro de la televisión estatal, Cuadrando la Caja dejó al descubierto una verdad que el discurso oficial suele esquivar: Cuba no tiene capacidad económica para resolver de manera nacional su crisis agropecuaria. La admisión, realizada en pantalla, sonó a confesión tardía de un fracaso que ya ni siquiera puede maquillarse con consignas.

Durante la emisión dedicada a la producción de alimentos, el doctor en Ciencias Roberto Caballero, miembro del Comité Ejecutivo Nacional de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales, afirmó sin rodeos que el país carece de recursos para una solución integral. Lo dijo sin cifras, sin autocrítica profunda y —como es costumbre— sin campesinos en el panel.

Para suavizar el golpe, Caballero propuso que las mejoras emerjan “de abajo hacia arriba”, apelando a municipios y provincias. En la práctica, el mensaje fue claro: el Gobierno central reconoce su impotencia y traslada la responsabilidad a los territorios, aunque mantiene intacto el control político y burocrático que ha estrangulado al sector.

El otro panelista, José Carlos Cordobés, director general de Política Industrial del Ministerio de la Industria Alimentaria, coincidió en que la producción no cubre la demanda y que la industria depende de una agricultura asfixiada por la falta de insumos, energía y financiamiento. Un diagnóstico conocido por cualquier cubano que intente comprar comida.

El programa insistió en “soluciones locales”, encadenamientos productivos y autonomía municipal, pero terminó admitiendo que esa autonomía es limitada y subordinada a decisiones centralizadas. Se mencionaron mipymes y cooperativas como salvavidas, aunque se reconoció que el problema no es legal, sino la incapacidad real de aplicar cambios en un sistema atrapado en la escasez que él mismo creó.

La polémica escaló cuando Caballero culpó a los hábitos alimenticios —en particular el consumo de arroz— del fracaso de la soberanía alimentaria, sugiriendo que “cualquier cosa camina” con la escasez actual. Para muchos, sonó más a burla que a análisis.

Las reacciones fueron demoledoras: críticas a la centralización, a Acopio, a la falta de propiedad real sobre la tierra y a un modelo agotado. Días antes, el economista Pedro Monreal ya había advertido que el Gobierno desinforma sobre la gravedad de la crisis, retrasando estadísticas y sustituyendo datos por propaganda. La emisión confirmó lo inquietante: el Estado ya no puede cumplir sus propios objetivos y solo reparte culpas mientras administra la escasez.


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