La franquicia Guevara: cómo los hijos del Che convirtieron su imagen en un lucrativo negocio
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 11 de agosto de 2025

Ernesto “Che” Guevara pasó de ser un ícono revolucionario a convertirse en una marca global, un fenómeno que no solo fue impulsado por el gobierno cubano sino también aprovechado por sus descendientes para beneficiarse económicamente a través de la explotación de la imagen y legado de su padre.
La historia comenzó en 1968 cuando el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli visitó La Habana, convocado por Fidel Castro, en un momento en que el régimen buscaba fortalecer la figura del Che como símbolo de la lucha revolucionaria internacional. Feltrinelli, fundador de un influyente grupo editorial en Italia, vio una oportunidad de negocio al proponer la publicación y comercialización del Diario del Che, aprovechando la fascinación global por el guerrillero asesinado en Bolivia en 1967.
Fidel Castro supo desde el inicio que la imagen del Che podía convertirse en un valioso activo propagandístico y financiero. Así, mientras el Diario se distribuía mundialmente, Feltrinelli utilizó una icónica fotografía tomada por Alberto Korda para transformar la figura del Che en un emblema omnipresente: camisetas, banderas, pósters y otros souvenirs que alcanzaron ventas millonarias. Korda, sin embargo, nunca recibió un centavo por sus derechos de autor.
Las ganancias de este “negocio revolucionario” eran canalizadas, según testimonios, a través de maletines con dinero en efectivo entregados por Feltrinelli al régimen cubano, que a su vez usaba esos fondos para financiar movimientos guerrilleros y proyectos ideológicos de la izquierda radical en América Latina, África y Asia. Este entramado dio origen a organizaciones como la OSPAAAL y el Instituto de Amistad con los Pueblos, encargadas de sostener al castrismo internacionalmente mediante redes financieras complejas, incluyendo bancos offshore como el Havana International Bank en Londres.
Con la caída del campo socialista en los años 90 y la apertura económica de Cuba durante el llamado “Período Especial”, la familia Guevara March —descendientes directos del Che— tomó el control de la franquicia. Aleida March, viuda del guerrillero, logró pactar con los herederos de Feltrinelli la cesión temporal de los derechos de autor sobre la obra y la imagen de su esposo.
Este acuerdo permitió a la familia Guevara March consolidar un lucrativo negocio que, aunque en principio se justificó en la ausencia de legado material del Che hacia sus hijos, fue aprovechado para levantar un centro cultural en La Habana destinado a preservar la memoria del líder, financiado por los ingresos obtenidos a partir de la explotación comercial del ícono revolucionario.
El Centro de Estudios Che, ubicado en el Nuevo Vedado, se convirtió en una institución clave para la promoción oficial de la figura del Che, aunque nunca contó con la aprobación formal de Fidel Castro, quien mantuvo distancia respecto a los negocios familiares. No obstante, tampoco obstaculizó el crecimiento económico de sus herederos, quienes supieron navegar las contradicciones internas del régimen para consolidar su posición.
Durante décadas, la familia Guevara ha gestionado con éxito la venta de productos con la imagen del Che, mientras la isla sigue sumida en una crisis económica que convierte al héroe revolucionario en una mercancía rentable para unos pocos. La paradoja es que la figura de quien abogaba por la igualdad y el sacrificio se utiliza hoy para generar ganancias privadas en un contexto de pobreza y privaciones para la mayoría.
Giangiacomo Feltrinelli, por su parte, murió en 1972 en circunstancias relacionadas con su militancia armada y activismo revolucionario en Italia, pero dejó tras de sí una herencia que trascendió su propio activismo político: una marca global que aun hoy sostiene el aparato simbólico y financiero del castrismo y sus aliados.
Así, lo que comenzó como una estrategia propagandística se transformó en una franquicia que ha mantenido viva la leyenda del Che Guevara, no solo en la conciencia popular sino también en el bolsillo de sus descendientes y del régimen cubano. Esta historia, detallada en un extenso reportaje de CubaNet, revela las complejas conexiones entre política, ideología y negocios que envuelven la imagen del guerrillero argentino-cubano.
(Aquí artículo completo de CubaNet)